El presidente rumano, Traian Basescu, sobrevivió al referéndum sobre su destitución a pesar de un rechazo masivo de los votantes, debido a que la participación no alcanzó el mínimo necesario para que la consulta resultara válida. Pero su continuidad supone que se mantiene la tensión política con la mayoría de centro-izquierda en el gobierno. Según los resultados oficiales, la participación en el referéndum fue del 46,23% de los votantes registrados, por debajo de del 50% necesario para la validación de esta consulta.

Más del 87% de los votantes dijo «sí» a la destitución de Basescu. La invalidación del referéndum supondrá una convivencia tormentosa con la Unión Liberal y Social del primer ministro, Victor Ponta, que ayer exigió la dimisión del presidente porque «tendrá coches, villas y algunos aduladores a sus alrededor que continuarán asesorándole y alabándole pero para el pueblo rumano dejó de ser el líder la pasada noche». Basescu, como presidente, puede bloquear leyes aprobadas en el Parlamento, controla la política exterior de Rumanía y designa cargos como el fiscal general o algunos jueces.