Udate
El txupinazo de Lizarra comenzó en el ayuntamiento y acabó en el río
El río Ega volvió a ser un espacio festivo en Lizarra, ya que nada más prenderse el cohete, los más jóvenes se tiraron al agua provistos de colchonetas, flotadores y barcas hinchables. Mientras, en el ayuntamiento, gaiteros, txistularis, rondallas y txarangas comenzaban a desfilar por la calles de la ciudad. La presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, volvió a recibir una nueva pitada y tuvo que ver carteles contra los recortes antisociales.
Martxelo DÍAZ | LIZARRA
«Lizarratarrok. Estelleses. ¡Viva la Virgen del Puy! ¡Viva San Andrés! ¡Viva Estella! Gora Lizarra! Felices fiestas. Jai zoriontsuak». El concejal de NaBai Ricardo Gómez de Segura cumplió su palabra y su discurso, antes de prender el txupinazo que ayer dio inicio a las fiestas de Lizarra, fue tradicional y comenzó y terminó en euskara.
Las palabras de Gómez de Segura fueron recibidas con aplausos por los congregados ante el ayuntamiento, en la plaza de San Francisco de Asís. Había ganas por poder comenzar las fiestas.
Quienes no fueron tan calurosamente recibidas fueron la alcaldesa de la ciudad, Begoña Ganuza, y la presidenta del Gobierno navarro, Yolanda Barcina, ambas de UPN y encargadas de prender el segundo cohete.
Nada más aparecer en el balcón consistorial, comenzaron los pitos y en una esquina de la plaza se desplegaron decenas de carteles en contra de los recortes antisociales impuestos por Madrid y asumidos a pies juntillas por el Ejecutivo de Iruñea.
Además de esos carteles y pancartas, también pudieron verse ikurriñas, tanto en la calle como en el balcón, gracias a la iniciativa de una edil abertzale, hasta que algún agente de paisano la retiró.
Nada más dispararse el cohete, se encendió la locura. Los más jóvenes aprovecharon para lanzarse gaseosa. Los tímidos intentos de introducir harina o mostaza fueron abortados por la Policía Foral.
Los más jóvenes lizarratarras acuden al txupinazo con flotadores, colchonetas y barcas hinchables. Es una imagen inusual, pero tiene una explicación sencilla. Cuando todavía no habían pasado ni tres minutos desde que se disparara el cohete, ya habían cogido el camino del río Ega para refrescarse.
A la altura del puente de Los Llanos, se había instalado la tradicional cucaña. Una buena excusa, si alguien necesitaba alguna, para meterse en el río en pleno agosto.
Mientras, ante el ayuntamiento, comenzaba un desfile incesante de gaiteros, txistularis, rondallas y txarangas que se desperdigaron por las calles del casco antiguo. Quienes más aplausos recibieron de los congregados fueron los gaiteros txikis. «¡Si no levantan siquiera un palmo del suelo!», comentaba una mujer.
Lizarra ya está en fiestas y queda mucho todavía para poder disfrutar, hasta el día 9.
