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Doce conciertos inauguraron la 73 Quincena Musical

Una docena de conciertos por diversos rincones de la ciudad dieron ayer el pistoletazo de salida a una Quincena Musical donostiarra que se extenderá hasta el próximo 2 de septiembre, con un total de más de setenta espectáculos en Donostia y otras localidades de Euskal Herria. 

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Texto: Mikel CHAMIZO  Fotografías: Jon URBE, Andoni CANELLADA / ARGAZKI PRESS

La 73 edición de la Quincena Musical de Donostia arrancó ayer con su habitual despliegue de conciertos por toda la ciudad. Fueron un total de doce, repartidos entre rincones urbanos como la calle Urbieta o Alderdi Eder y los espacios musicales habituales -Kursaal, Palacio Miramar, Convento de Santa Teresa...-. También llegó la música a varias residencias de ancianos, un público con difícil acceso a los conciertos del que la Quincena se sigue acordando año tras año en su jornada inaugural. El pistoletazo de salida tuvo lugar al mediodía con dos propuestas muy distintas entre sí. Por un lado, los niños del Orfeoi Txiki llenaron con sus voces juveniles el espacio del Salón de Plenos del Ayuntamiento, en un programa, dirigido por Esteban Urzelai e Isabel Mantecón, que demostró la versatilidad de los coros infantiles para abordar todo tipo de estilos musicales. Cantaron piezas de carácter religioso de Leo Delibes y Dante Andreo, también canciones de autores como Antón García Abril o Kimura Yumi, y no faltaron tampoco las melodías populares vascas en adaptaciones de Mikel Laboa y Jose Ignazio Ansorena, e incluso algún tema de Ken Zazpi.

Mientras en el Ayuntamiento disfrutaban de este concierto coral, la calle Urdaneta albergaba una propuesta mucho más ruidosa. Musikene Perkuenea, formado por los alumnos y profesores de Musikene, que desplegaron una enorme variedad de instrumentos sobre el escenario, ofrecieron un espectacular recorrido por la música para percusión de los siglos XX y XXI. Desde composiciones minimalistas como la de Steve Reich a arreglos de música rusa de Aram Kachaturian, pasando por creaciones de Zivkovic, Lesnik, Westlake o Antonio Domingo, uno de los profesores del centro, el Musikene Perkuenea logró la difícil tarea de hacer vibrar al público en un concierto en plena calle.

Ya por la tarde, y ante la falta de una Jornada Infantil específica en este edición de Quincena, fueron los niños de las colonias Musika bai! los encargados de animar el ambiente del transitado Boulevard. Los chavales, desde adolescentes de quince años a pequeños de sólo cuatro, cantaron y bailaron mostrando los resultados de estas colonias musicales coordinadas por Xabier Lizaso, para delicia de la gente que pasaba por el Bule y en especial para sus padres, amontonados en los alrededores del escenario para no perderse ni un detalle de la actuación de sus hijos.

Como ocurre siempre en la Jornada Inaugural, en un momento dado los espectáculos comenzaron a solaparse y a las 18:00 hubo que elegir nuevamente entre dos opciones totalmente distintas. Por un lado, la apertura del Ciclo de Música Antigua, que este año fue confiada a las voces de la Escolanía Easo, una prueba del nivel alcanzado por esta formación coral infantil que se codea en el Convento de Santa Teresa con los conjuntos profesionales que actuarán en los próximos días. Cantaron música religioso germánica, piezas de Telemman, Schütz y Michael Haydn, un programa complejo y de gran concentración para cantores tan jóvenes. Simultáneamente, en el Palacio Miramar, dos promesas del canto, la mezzosoprano Natalia Lunar y la soprano Aurora Parra, protagonizaron un recital conjunto con arias y canciones de Sorozabal, Gounod, Donizetti, Prats, Tosti, Lecuona o Sain-Saëns, entre otros. Y en otro palacio, el de Aite, actuó también otro duo lírico, esta vez formado por la mezzosoprano Ana Schwedhelm y el barítono Elías Benito, que cantaron arias y lieder de Liszt, Duparc, Montsalvatge y Donizetti.

Tras la repetición del espectáculo de Musikene Perkuenea en Alderdi Eder a las 19.00, la Jornada Inaugural llegó a su punto final y álgido con otros dos conciertos a las 20.00 horas. En el Museo de San Telmo estuvo el Landarbaso Abesbatza, recién llegados de ganar un segundo premio en el Concurso Internacional de Coros de Spittal an der Drau (Austria). Cantaron piezas de Fauré, Duruflé, Oñatibia, Aranburu y Guridi entre otros. Pero, sin duda, la gran cita del día tuvo lugar en el Kursaal, con la primera de las orquestas europeas que actuarán durante esta edición del festival. Fue la Hallé Orchestra, la histórica agrupación de Manchester, que a las órdenes de Mark Elder combinó en su programa de apertura la música francesa de Debussy, la inglesa de Elgar y la alemana de Richard Strauss.

¿Y tras la inauguración?

Alrededor de sesenta conciertos quedan por delante en una Quincena Musical que, a pesar de su nombre, finalizará el 2 de septiembre. Serán muchas las citas imprescindibles este año en el Auditorio Kursaal, que alberga los espectáculos más grandes. Comenzando esta misma tarde, en la que volverá a actuar la Hallé Orchestra, esta vez junto al Orfeón Donostiarra, para interpretar la triunfal «Misa Glagolítica» de Leos Janácek, con el atractivo añadido de que ofrecerán la versión original rescatada en los años 90, de gran dificultad. Los días 11 y 13 le llegará el turno a uno de los títulos operísticos más populares del repertorio, «La Flauta Mágica» de Mozart, ambientada en la Segunda Guerra Mundial y que ha cosechado muy buenos comentarios en su estreno en El Escorial el pasado fin de semana. Y para los más pequeños, el 21, dos sesiones de una versión reducida de la ópera, «La pequeña flauta mágica», en sesiones en euskara y castellano.

Otra cita imprescindible será el homenaje que la Orquesta de Euskadi ofrecerá el 17 a Francisco Escudero, uno de los grandes compositores vascos del XX, por medio de su peculiar y mágnifica misa de réquiem, «Illeta». Entre otras orquestas estupendas -estarán la de París y la de Bamberg, que actuará tres veces al final del festival- cabe destacar sin duda la presencia de la Sinfónica de San Petersburgo junto con Yuri Temirkanov, uno de los tándems orquestales más excitantes de la actualidad. Ofrecerán nada menos que un «Iván el Terrible» junto con el Orfeón Donostiarra, el 27 de julio, y una «Sinfonía patética» de Tchaikovsky un día más tarde.

La programación en el Victoria Eugenia se reduce este año a un sólo recital, pero muy notable. Será el del pianista Christian Zacharias junto con el Cuarteto Arriaga, para abordar música de Schubert, el día 31. Otros pianistas estarán también en el Victoria Eugenia, pero en la Sala Club: Alfonso Gómez (el 27) y Gustavo Díaz-Jerez (el 29), y también la soprano guipuzcoana Arantza Ezenarro (el 20). Pero son dos, sin duda, los apartados de esta Quincena Musical que destacan sobremanera y que parecen elevar su estatus dentro del Festival. Por un lado el Ciclo de Música Contemporánea (entre el 28 de julio y el 1 de septiembre), que traerá a conjuntos de la talla enorme del Ensemble Recherche o el Cuarteto Arditti. Y por el otro la Quincena Andante, que este verano se recorrerá media geografía de Euskal Herria para un total de diez propuestas musicalmente muy sólidas, con solistas de la talla de Judith Jauregui, Adolfo Gutiérrez o Ara Malikian.

El ciclo mäs antiguo y el más joven

El primer ciclo que echa a andar -además del de órgano, que se desarrollará paralelamente durante estos días- es el de Música Antigua, que, paradójicamente, es uno de los que reúne a audiencia más joven dentro del Festival. El ciclo comenzó ayer mismo con la actuación de la Escolonía Easo cantando música religiosa germana, y seguirá su camino, siempre en el marco único del Convento de Santa Teresa, el próximo lunes. Será con un monográfico dedicado a Vivaldi por parte del Insieme Strumentale di Roma, uno de los conjuntos más reconocidos hoy en día en la música del compositor italiano. Les acompañará, además, la soprano Raffaela Milanesi, una voz muy reconocida en el repertorio barroco, que cantará dos cantatas de il prete rosso. El martes le llegará el turno a Iagoba Fanlo, catedrático del Real Conservatorio de Música de Madrid y uno de los chelistas más activos del Estado, que abordará el reto de interpretar en solitario tres de las suites para violonchelo de Bach. Un día más tarde, Vittorio Ghelmi, un revolucionario intérprete de la viola de gamba que ha colaborado también con figuras del jazz como Uri Caine, se enfrentará a su hermano Lorenzo Ghielmi, clavecinista, en un programa que propone una serie de «Duelos musicales» escritos por J.S. Bach, Marais, Marchand y Forqueray, y que promete un gran espectáculo de virtuosismo. Por último, el Ciclo de Música Antigua se clausurará el próximo viernes con la actuación de la soprano navarra Raquel Andueza y el conjunto La Galanía, que abordarán un programa titulado «Yo soy la locura», que propone arias y canciones en torno al tema de la locura escritas por Gaspar Sanz, Marín, Lully e Hidalgo, entre otros. M.C.

 
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