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Entrevista | cayo lara, coordinador general de izquierda unida

«Si se hace una huelga general, tiene que llevar un punto final»

Nació en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) en 1952. Su vida se ha desarrollado siempre a la izquierda; compatibilizando la actividad política y sindical. Dirigió el ayuntamiento de su municipio entre 1987 y 1999. También fue uno de los impulsores del sindicato COAG. Miembro del PCE, ejerce como coordinador general de IU desde diciembre de 2008.

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Alberto PRADILLA | MADRID

Cayo Lara gana en las distancias cortas. Será herencia de años como alcalde o tras la pancarta. Una vida dedicada a la cosa pública que ve con preocupación los discursos antipolíticos que «llevan a esperar salvadores» en un momento crítico. Aboga por confluir desde la izquierda. Aunque, como le ocurre a buena parte de este sector en el Estado, no ve con buenos ojos el soberanismo, lo que le lleva a cuestionar la huelga lanzada por la mayoría sindical en Euskal Herria.

La vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, negó hace poco que el rescate sea una opción. Pero ahora ya, ¿la intervención es un hecho?

El Estado está intervenido desde que José Luis Rodríguez Zapatero aceptó las imposiciones de la UE en 2010. Ahora hablamos sobre si habrá intervención total. Estamos cada vez más cerca. Y será con medidas más duras. La CEOE ya dijo que sobraban 900.000 empleados públicos. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, pretenden cargarse el Estado social y privatizar sectores como la sanidad o la educación, donde han encontrado negocio aquellos que hasta ahora los montaban en torno al ladrillo y la especulación.

El Gobierno del PP presenta las medidas como inevitables. Pese a ello, la prima de riesgo se mantiene en techos históricos.

Eso es mentira. Draghi abre la boca, dice que no van a permitir que el euro se hunda y la prima de riesgo baja casi cien puntos. ¿Y esto no lo podían haber dicho hace dos años? Si todas las medidas que han adoptado los gobiernos solo han servido para que cada vez paguemos más intereses y nos empobrezcamos más, ¿cómo es posible que la palabra del Banco Central la haya hecho retroceder? El problema no es económico sino político. La democracia vale hoy menos que un papel de fumar.

Impactó la imagen de un Congreso blindado mientras los diputados del PP aplaudían el tijeretazo. ¿El símbolo del abis- mo con los ciudadanos?

Hay un divorcio por una parte de la ciudadanía que no se siente representada por parte de la clase política. Yo no creo en la palabra clase política o casta política. Creo que hay políticos que trabajamos en lo público. Pero esto no se puede hacer contra los ciudadanos. Pedí que quitaran las vallas, porque eran un símbolo. Si los ciudadanos se quieren manifestar, que se manifiesten. Esto demuestra la lejanía de un Gobierno que insiste en políticas contra la mayoría y cuando surje la protesta, trata de resolverla con represión.

Una encuesta reciente apunta la caída de PP y PSOE. IU no termina de despuntar y UPyD, con un discurso antipolítica, gana terreno. ¿Decepcionado?

El PP pierde 14 puntos y UPyD gana 5. El granero de Rosa Díez está entre los descontentos del PP. Sin embargo, desde las elecciones el PSOE ha perdido 4 puntos e IU ha cogido 5. Estamos recuperando el voto que pierde el PSOE. Aspiramos a más. Pero en seis meses casi hemos duplicado las perspectivas.

La estrategia del PSOE es demandar al PP una estrategia conjunta. ¿Es factible una «gran coalición» entre los dos principales partidos españoles?

En el PSOE hay dos almas. Y tiene mucho poder la que aboga por un gobierno de concentración. Están atados por el consenso de Washington y el tratado de Maastricht. Por eso, sí que puede calar esa idea de Grecia con el PASOK de un gobierno de concentración. En este momento todo es posible.

¿Las protestas están a la altura del órdago antisocial?

Han cogido ritmo. Hace tres años aquí no se movía nadie. En verano de 2010 fueron tres a la huelga. Y era el primer ataque, el del 5%, a los funcionarios. Ahora la conciencia es más amplia. Es necesario que las movilizaciones crezcan y converjan.

En Euskal Herria, la mayoría sindical junto a 100 organizaciones, han llamado a la huelga general el 26 de septiembre.

Una huelga general es un cartucho muy importante para gastarlo sin que sea unitaria en el conjunto del Estado. Hoy, una huelga parcial en un territorio va a tener un efecto muy colateral. Primero hay que agotar todas las opciones de movilización. Y, desde luego, si se monta una huelga general, que sea en el conjunto del Estado. La huelga general tiene que llevar un punto final: o cambio radical de las políticas del Gobierno, o convocatoria de un referéndum, o, finalmente, pidiendo la dimisión del Gobierno. Por eso creo que las parciales, con todo el respeto, no son las que van a ayudar a resolver esta situación.

¿No es momento de otro paro masivo en el Estado?

Vamos a valorar los resultados de la movilización del 15 de septiembre. Y, entre medio, si hay rescate total o no en este mes de agosto. Porque las cosas malas se hacen con «agosticidad». En todo caso, es una decisión que corresponde a los sindicatos.

En Euskal Herria, la última convocatoria logró un seguimiento masivo. Habrá mucha gente que no comprenda sus reticencias y las de UGT y CCOO...

Hay que entender que los sindicatos a nivel federal, y nosotros a nivel de organización, defendemos un modelo de Estado federal. Respetamos pero no compartimos conceptos independentistas. Creo que esto tiene mucho que ver, en el sentido de contra quién estamos luchando, que es un poder que sobrepasa los países y a la UE. Es Goldman & Sachs y las multinacionales, que tienen en sus manos las decisiones del Gobierno. Esos poderes solo se contrarrestan con otros, que no se pueden crear atomizando. La clave es intentar sumar lo máximo posible, desde posiciones también independentistas, con las posiciones del conjunto de los territorios del Estado, para trabajar de forma coordinada, unitaria y masiva.

También se apunta a un intento de recentralización del Estado.

Lo intentan. Y una parte más importante; vemos a políticos culpando, irresponsablemente, a la clase política. Cuando deciden recortar un 30% de cargos públicos en comunidades y ayuntamientos, están atacando a la democracia.

Ustedes insisten en que hay otra salida para Europa.

Hay alternativa. En la UE, modificar su estructura para que los poderes políticos estén por encima de los financieros. Como eso son palabras mayores y no lo vamos a resolver en tres días, se podría acometer la compra directa de deuda española por parte del BCE y se acababa de un plumazo con la especulación. Hay que acometer la refinanciación de la deuda y de los intereses. Hay una parte que es ilegítima. Planteamos una auditoría para ver qué parte es legítima y renegociar. Además, debe de haber un plan de inversión europeo para estimular la economía. En cuanto al Estado, el déficit no se puede resolver con, sino por mayores ingresos a través de la lucha contra el fraude y una reforma progresiva.

¿Más descentralización en una Europa social y de los pueblos?

No es descentralización, es centralización. La Europa de los pueblos es centralizar el pensamiento de los pueblos y de los trabajadores. Una Europa con fiscalidad uniforme y un BCE que sirva como reserva federal.

 

«ETA debe desaparecer y el Estado también tiene que dar pasos y ser generoso»

La situación económica mediatiza todo el panorama político en el Estado. Sin embargo, en Euskal Herria existe además un proceso abierto tras el cese decretado por ETA. Lara insta a la organización armada a disolverse y aboga por la «generosidad del Estado». Ante casos como el de Arnaldo Otegi, reconoce su labor aunque elude posicionarse contra «decisiones de la Justicia», reiterando su rechazo a la Ley de Partidos.

ETA ha decretado su cese definitivo. Sin embargo, el Gobierno español hace oídos sordos al resto de puntos incluidos en la declaración de Aiete.

Que ETA deje las armas no es un mérito. Lo que vemos desde la visión federal del Estado es que tiene que entregarlas, desaparecer e integrarse plenamente en la lucha política de Euskadi. A partir de ahí se tienen que dar los pasos que haya que dar. Mientras tanto, creemos que el Estado también tiene que dar pasos. Por fortuna, la mayoría de la sociedad vasca está por que ETA desaparezca. Y después, que se aplique la política penitenciaria igual que al resto de situaciones que se puedan producir en el conjunto del Estado. Además, el Estado tiene que tener generosidad en la aplicación de las condiciones generales.

Para una mayoría social en Euskal Herria la cuestión de los presos constituye una prioridad. También está pendiente el reconocimiento de todas las víctimas y un diálogo entre todas las formaciones.

Nosotros hemos defendido siempre el acercamiento; también un Instituto para la Memoria de todas las víctimas. Son pasos que sí se tienen que dar. En cuanto al tema de los indultos, tendrán que ser de forma individualizada, del mismo modo que se aplican en otros casos en el Estado para presos que hayan cometido delitos violentos. La violencia es violencia. La situación es la que es para todos igual. No somos partidarios de la cadena perpetua, estamos en contra de la «doctrina Parot». Son elementos que, desde nuestra visión, entroncamos en la dirección del encuentro y el diálogo. Pero, repito: ETA tiene que seguir dando pasos, y el último es la disolución.

Ustedes han sufrido una traumática ruptura en la CAV entre Ezker Batua y Ezker Anitza. De cara a las elecciones, ¿no siente envidia al ver que toda la izquierda soberanista ha sido capaz de unirse mientras que los planteamientos federales llegan divididos?

A los que defendemos una posición de la izquierda internacionalista nos cuesta mucho entender que se parcialice la solidaridad. Por eso nos cuenta entender, aunque respetamos a los movimientos independentistas, que el socialismo se establezca a partir de establecer independencias en territorios determinados. Porque, al final, hay una parte de insolidaridad en estos planteamientos nacionalistas, esto está más que teorizado. En el tiempo futuro que viene, creo que la parte que tiene que ver con la izquierda independentista se va a entender más con la izquierda federal del Estado. No creo que pueda haber un planteamiento insolidario en la izquierda locales. A. PRADILLA

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