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Análisis | Bancarización de las cajas de ahorro

Kutxabank, se confirman las sospechas

Los autores critican que como consecuencia del proceso de bancarización de las cajas de ahorro vascas, estas van a perder el control de Kutxabank, y alertan de que la riqueza generada con el ahorro y trabajo de los ciudadanos quedará en manos de intereses privados. O se reorienta de forma inmediata el futuro institucional de Kutxabank o podemos estar destruyendo en este lamentable proceso 30 años de defensa de nuestro tejido económico.

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ORAIKER Ekai Group

La versión definitiva del «Memorando de Entendimiento» aprobada por el Eurogrupo ha confirmado los términos del borrador, con la siguiente redacción: «Las autoridades españolas prepararán para finales de noviembre de 2012 normas que aclaren la función de las cajas de ahorro en su calidad de accionistas de entidades de crédito, para, en último término, reducir su participación en las mismas hasta un nivel no mayoritario».

Esto confirma los peores pronósticos para Kutxabank, donde queda acreditado el verdadero desastre que el proceso de bancarización está suponiendo para Euskal Herria. Significa que, en un plazo que aún desconocemos, las cajas de ahorros vascas deberán perder el control de Kutxabank. Como es sabido, este proceso de pérdida de control coincide con la estrategia impulsada, por un «grupo de empresas vizcainas» para la ilegítima apropiación del patrimonio acumulado por varias generaciones de vascos con su trabajo y su ahorro.

Hay que destacar, en primer lugar, que el Memorando de Entendimiento, aunque se trata de una decisión del Eurogrupo, se redacta de forma conjunta entre el Eurogrupo y el gobierno español. Y que, en concreto, el párrafo que recogemos al comienzo ha sido introducido a instancias del propio gobierno español. Con esto, y teniendo en cuenta la complicidad existente entre el gobierno español y la estrategia de un «grupo de empresas vizcainas», lo decimos todo.

Evidentemente, el objetivo no es otro sino intentar que la estrategia iniciada por este grupo vizcaíno en primavera de 2011 pueda presentarse como «una imposición de la Eurozona».

Pero nada más falso. Esta obsesión «anti-cajas de ahorros» es un problema exclusivamente español. Desde luego, no es un problema de la Eurozona. Y menos con respecto a cajas de ahorros saneadas.

La prueba más evidente de que se trata de una estrategia pensada y orquestada desde Euskal Herria es que, estando convocadas Asambleas Generales de las tres cajas de ahorros este mes, la oportunidad para evitar este descalabro dando marcha atrás al proceso de bancarización no se aprovechó. Si no se ha aprovechado es porque no se quiere. Porque existe una premeditada estrategia de desestabilización del sistema financiero vasco a través de la apropiación por un pequeño grupo del patrimonio social acumulado a través de las cajas.

De todas formas, por muy intolerable que sea todo lo que está sucediendo con las cajas de ahorros y con Kutxabank desde 2010, nuestra vocación es siempre mirar adelante. En concreto, en la necesidad de que nuestros responsables políticos eviten este desastre que amenaza a la estructura económica vasca adoptando para ello las medidas necesarias, a través de dos vías:

La primera, que se desarrollen las gestiones políticas necesarias para que la regulación que al respecto deben aprobar las autoridades españolas dé un tratamiento excepcional a entidades saneadas como las cajas vascas, al menos a efectos de retrasar todo lo posible el plazo de aplicación.

La segunda, la inmediata convocatoria de Asambleas Generales de las cajas con el fin de dar marcha atrás al proyecto de bancarización.

A la vez, sería conveniente abrir de forma inmediata un debate sobre el futuro institucional de Kutxabank. En Ekai Center hemos defendido siempre un status de carácter mutualista o cooperativo, siguiendo la referencia francesa. Este status cooperativo o mutualista es perfectamente compatible con el mantenimiento de participaciones públicas cualificadas y, en el mismo -manteniendo en líneas generales las representaciones actuales en Asamblea de entidades públicas, ahorradores y trabajadores- se debería reconocer una representación cualificada a las pequeñas y medianas empresas.

Pero, en cualquier caso, el status tradicional de las cajas es mil veces preferible a la introducción de inversores externos en el capital, que tendrá como consecuencia inevitable la patrimonialización por un pequeño grupo de personas y empresas del conjunto del sistema financiero y, a medio plazo, la desestructuración y pérdida del control de los cimientos de nuestra estructura económica.

Si además tenemos en cuenta la repetida puesta en riesgo de Kutxabank a través de incomprensibles proyectos de adquisición de entidades insolventes -Caja Sur, CAM, Catalunya Banc-, el escándalo ante lo que está ocurriendo y por el hecho de que los responsables de todo esto no hayan sido aún destituidos es evidente.

Está claro que, si hemos llegado a la situación actual, ello se debe a que la estrategia de los intereses particulares «vizcainos» que hemos mencionado ha contado con el apoyo de ciertos responsables políticos.

Pero queremos pensar que la evidencia del disparate que todo esto supone y del desastre que anuncia para la economía vasca obligará a rectificar de forma inmediata a quienes por respeto al ámbito de actuación de ciertos profesionales o por falta de comprensión de las consecuencias de lo que estaba sucediendo pueden haberse dejado arrastrar por esta estrategia.

Nos resulta impensable que alguien pueda ni siquiera plantearse como objetivo político garantizarse determinadas cuotas de poder financiero a cambio de la desestructuración del conjunto del sistema financiero vasco. Vamos a dar por supuesto que todo esto está siendo el resultado de falta de experiencia de determinadas personas o de falta de comprensión de las consecuencias económicas y sociales de lo que se está haciendo. No podemos pensar que de un día para otro alguien pueda estar pensando en derribar de una forma tan injustificada el capital político acumulado por treinta años de gestión de la política económica vasca.

Porque, de una forma u otra, esto es ni más ni menos lo que está sucediendo. O se reorienta de forma inmediata el futuro institucional de Kutxabank o podemos estar destruyendo en este lamentable proceso de dos años 30 años de defensa de nuestro tejido económico. Que no tengamos que dar la vuelta a la frase de Churchill para decir «nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos».

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