Iñigo Ruiz de Galarreta puede encontrarse ante su gran oportunidad. El eibarrés disputó el pasado jueves sus primeros minutos en San Mamés y, al contrario de lo que sucedió la temporada pasada, cuando cuatro minutos le permitieron firmar su debut con el primer equipo en París, su participación puede ser ahora más que anecdótica. Este segundo asalto puede ser también el definitivo.

Tampoco revestiría especial gravedad que no lo fuera. Galarreta celebra precisamente hoy su 19º cumpleaños, lo que le deja tiempo por delante para seguir ganándose oportunidades. Pero este parece «su» momento, vista la escalada progresiva que ha protagonizado. Progresiva por decirlo de alguna manera, porque hace apenas dos temporadas militaba en el equipo juvenil del Athletic.

Ya para entonces se le consideraba una de las grandes promesas de Lezama -donde lleva entrenando desde los 10 años-, e incluso se hablaba del interés de grandes clubes del continente. Pero tampoco los responsables del primer equipo le perdían de vista. Con 14 años ya tuvo la oportunidad de entrenar con los mayores, y en otoño de 2010, con 17, cuando todavía era integrante del equipo juvenil, disputaba su primer amistoso con el Athletic, entonces a las órdenes de Joaquín Caparrós.

Tras probar en otro par de bolos con el utrerano, las cualidades del centrocampista tampoco pasaron inadvertidas para Marcelo Bielsa. El pasado verano saltaba directamente desde el juvenil al Bilbao Athletic y realizaba la pretemporada a las órdenes del rosarino, a cuyas órdenes también entrenó durante el curso. Pero no todos los talentos de Lezama son tan precoces como Muniain. Galarreta estaba verde para hacerse con un hueco en el primer equipo -tampoco ayudó la lesión de tobillo que le mantuvo casi dos meses de baja-, y menos con la exigencia que caracteriza a Bielsa. Así que el eibarrés entrenó con el Athletic, jugó con el filial y tuvo, al menos, la recompensa de disputar su primer partido como león. Testimonial, pero para la historia quedarán sus cuatro minutos frente al PSG en el Parque de los Príncipes.

Nuevo escalón

Nuevo verano, nuevo escalón. Y también el interés de muchos equipos por hacerse con su cesión. Complicada porque, aunque mantiene ficha del filial, Bielsa cuenta con él. Titular en los cinco amistosos de pretemporada, también ha tenido minutos oficiales a las primeras de cambio. Fue apenas media hora, pero bastó para que el técnico elogiase su trabajo. «Quitó vértido al juego, le dio pausa y buen pase final y serenidad en el comienzo del ataque», destacó.

«Es bueno que diga que hice lo que me había pedido», se ruboriza el chaval, feliz con los aplausos de su público. «Es el momento que llevas esperando toda tu vida -admite-. Todos los años que llevas trabajando en Lezama son para intentar conseguir eso. Para mí fue algo increíble, un día muy bonito».

Y también diferente al de su debut oficial. No solo por el cambio de escenario, sino también por la evolución del propio jugador. «El primer año siempre es más difícil, aunque los compañeros siempre tratan de ayudarte. Ahora cada vez me estoy encontrando más a gusto».

Y más fuerte, una de las exigencias de su técnico. «Él me pide que tengo que trabajar más defensivamente -explica Galarreta-, ser más fuerte, más contundente. Físicamente todavía me falta -continúa- y me cuesta aguantar muchos minutos a este ritmo», reconoce el centrocampista, que se ha exprimido a fondo para intentar alcanzar a sus compañeros. «Se va cogiendo con el tiempo. Jugando partidos con ellos, entrenando y además haciendo también un trabajo específico de gimnasio, estoy tratando de ponerme a la altura física de los demás».

El primer premio ya lo ha recibido. Para conseguir el próximo, ya conoce el camino. «Cada vez me encuentro más a gusto y solo me queda trabajar fuerte y, si me dan más oportunidades, aprovecharlas».