Tras un breve descanso de diez días -desde el de Santiago, el pasado 25 de julio-, los blusas y las neskas volvieron a tomar ayer las calles de Gasteiz para animar el ambiente de las fiestas patronales de la capital alavesa. Cientos de personas, ataviadas con sus mejores galas, ya que muchos aún conservan incluso la txapela y el gerriko, se dieron cita a las 17.00 en la Plaza Nueva para celebrar la primera ida a los toros de La Blanca 2012.

Como viene siendo habitual, el primer paseíllo estuvo marcado por la limpieza de los blusas o, mejor dicho, de su indumentaria, ya que conforme avancen los días la ropa -blusa y camisa en el caso de los chicos, y traje en el caso de las neskas- irá adquiriendo ese color rojizo propio del vino y del kalimotxo. Dos bebidas que sustituyen al agua durante estas jornadas festivas.

En este sentido, cabe señalar que ayer, al comienzo del desfile, los jóvenes se agolparon tras los chorros de las kalimotxeras y de los tiradores de cerveza colocados en las furgonetas de las cuadrillas para saciar la sed. Es más, algún que otro blusa aprovechó su visita al tirador de cerveza para comentar con sus compañeros las detalles de la última moda tuning en Gasteiz.

Incluso los conductores de las furgonetas conducían sin reparos con el trago en la mano por las calles del centro de la ciudad. Al menos, la velocidad de los vehículos, nunca superior a los cinco kilómetros por hora, garantizó la seguridad de las miles de personas congregadas en las calles Dato y Florida para presenciar el desfile festivo.

Critica en la pancarta

Pero no todo fue alcohol. El primer paseíllo de La Blanca, que partió puntual hacia la Plaza de Toros guiado por los bueyes de la cuadrilla Batasuna, mostró a la ciudadanía los mensajes recogidos en las pancartas de las cuadrillas. Unos carteles, plagados de críticas a los recortes y a la capitalidad verde europea que ostenta la ciudad, en los que se tuvo un recuerdo especial para un desdichado elefante de Botswana, abatido el pasado mes de abril por el monarca español.

Además, en el mismo cartel, obra de la cuadrilla Basatiak, los blusas y las neskas propusieron un recorte a lo «basati» poniendo en la guillotina la cabeza de un destacado dirigente local.

Estos mensajes, visibles durante todo el recorrido, quedaron relegados a un segundo plano en las inmediaciones de la Plaza de Toros, donde las diferentes cuadrillas -Basatiak, Belakiak, Hegotarrak, Los Alegríos, Los Desiguales, Bereziak, Batasuna, Galtzagorri, Gasteiztarrak, Jatorrak, Karraxi, Los Bainas, Los Biznietos de Celedón, Los Martinikos, Los Txismes, Luken, Nekazariak, Okerrak, Petralak, Txinpartak, Txirrita, Txolintxo, Zintzarri y Zoroak- se hicieron con una base estable en los bares de la zona.

Un lugar donde disfrutar de las fiestas de La Blanca y poder reposar desde las seis de la tarde hasta las ocho y media -lo que dura la corrida de toros-, para iniciar el viaje de vuelta.

Tras este paseo, los blusas y las neskas asistentes al paseíllo, sin olvidar a todas aquellas personas que se visten de caseros pese a no estar asociados a ninguna cuadrilla, subieron las cuestas que unen el Ensanche con Alde Zaharra para continuar la fiesta en la calle Cuchillería y en la calle Pintorería.