Ya sabíamos que Pascual Tamburri lee este periódico, y que sigue con especial atención todo lo que aparece en esta lupa, en la que hemos tenido el placer de disfrutar de muchos de sus artículos. Esta semana, el profesor iruindarra cita en su columna de «Elsemanaldigital» el artículo publicado por Pernando Barrena en estas páginas el pasado 31 de julio -«Navarra fin de modelo, abrimos ciclo»-, y lo hace admitiendo que al militante abertzale no se le puede negar «que cita verdades que otros han callado». Aunque no se alarmen, porque después de afirmar eso añade que «en realidad, que un terrorista independentista diga algunas verdades tampoco hace bueno su discurso». Faltaría más... Por cierto, es alucinante que algunas y algunos puedan llamar «terrorista» a la gente, así, alegremente. Una vez dejado claro que no se ha hecho amigo del independentista navarro, Tamburri lanza la advertencia a los suyos: «en una situación difícil como era hace un año la de los abertzales, divididos entre el PNV-Geroa Bai y Batasuna-Bildu, sin un modelo político común, obviamente divididos por el modelo social y económico ante la crisis, y enfrentados personalmente, la mala gestión local de la crisis y la mala comprensión del fuero (de qué es esencial y accesorio y de qué es genuino y qué añadido en la autonomía navarra) les ha terminado dando alas, espacio vital y campo de maniobras (antes lo fue de tiro). Navarra será distinta tras esta crisis, está claro; pero si se les dejan innecesariamente espacios los batasunos los ocuparan y se propondrán a sí mismos, y a sus cipayos jeltzales y socialcomunistas, como modelo alternativo, incluyendo en él independencia, socialismo y lo que puedan». De momento su amiga Yolanda Barcina ya se está encargando de poner en duda que Nafarroa pueda salir algún día de la crisis.

Y sobre el futuro de Nafarroa, un debate que ya está muy presente, Tamburri intenta poner orden: «La `viabilidad de la Navarra uniprovincial' no se debe medir ni en la situación económica, buena o mala que sea, ni en las cualidades personales de los dirigentes de la Comunidad, excelsas o ínfimas que nos parezcan». ¿Y quién debería decidir sobre esa viabilidad? Igual estaría bien preguntar a las navarra y los navarros, algo que no se ha hecho hasta ahora. Aunque no sé por qué me da que don Pascual no le ve claro...