El escenario de producción artística que ha podido abrirse hueco en algunos centros culturales durante los últimos años utilizando pequeños resortes de las políticas culturales locales, se convierte ahora en una de las primeras víctimas de la situación económica. Si la incorporación de un concepto ampliado de «investigación» a la creación artística sigue siendo un caballo de batalla tanto en el ámbito institucional como en la terminología de la producción cultural, el simple hecho de dejar constancia de esta relación en la convocatoria supone, al margen de sus resultados, una necesidad y un espacio de posibilidades que no se puede perder.

Por eso, al visitar esta exposición, hay que preguntarse si estamos ante un nuevo (uno más) final de etapa o si existe posibilidad, voluntad y audacia para mantener este tipo de convocatorias que, más allá de fijar sus objetivos en la exhibición o en la formalización de sus resultados, admiten la investigación como algo consustancial a la práctica artística. Porque la complejidad del arte actual no precisa tanto de una visibilidad forzada sino de una serie de medios para localizar y desarrollar un pensamiento alejado del simplismo, que en ocasiones puede ser indomable, desordenado, intuitivo o divergente, pero que precisa de la atención que le niega una administración cultural cada vez más rendida a la obviedad de su propio sistema. Hasta la fecha no hay noticia de la convocatoria «Arte e investigación 2012», por lo que habrá que recordar esta actividad como un paréntesis, como un ejemplo más de la volatilidad de este tipo de convocatorias, que no acaban nunca de tener una vida propia que repercuta en la creación de contexto, término (este sí) tan utilizado últimamente en la comunicación política de la cultura.

Ocho proyectos. La visita a la exposición, que ocupa el espacio del Antiguo Depósito de Aguas y la primera planta del centro es todo un catálogo de la diversidad discursiva de un arte que investiga. Del trabajo de Xabier Salaberria, «S.T.», de su obstinado hermetismo constructivo, destinado a provocar el debate entre forma y función y a suscitar una interpelación directa al propio display expositivo pasamos a la acogida que Carme Nogueira hace en su proyecto de la circunstancia social del individuo moderno en el ámbito urbano. En el proyecto de Nogueira «El centro en desplazamiento II - La citoyenneté», se somete a revisión el significado de «ciudadanía» y se exploran las nuevas relaciones que tienen lugar en este territorio de cruce que es la ciudad, tomando como fondo de paisaje cuatro enclaves de París.

La obra de Camila Sposati «Charting Revolution», por su parte, entiende el paisaje desde una fascinación aparentemente clásica (impresionante el paño de video que muestra el cráter de Darvaza, en Turkmenistán) para solucionar su pieza con una rica diversidad de medios que aporta miradas alternativas a la representación de nuestro mundo como mera cartografía. Esta mirada global contrasta con la investigación de Ángela Palacios en «WHY didn't YOU save ME», una serie de imágenes que nos remiten igualmente a la idea de paisaje, pero que lejos de asumir su función representativa como una convención o como argumento temático, nos enfrenta a la gestión de este tipo de imágenes, a la invasión de estas extrañas postales con las que nos toca convivir.

Ya en la primera planta del edificio la obra de Belén Uriel «Useful Household Objects Under $10», un conjunto de piezas diseminadas por la sala con vocación de instalación, nos sitúa ante la democratización del objeto de diseño y ante cuestiones como la construcción del gusto y su implantación en la sociedad moderna. Piezas que pueden ser esculturas, objetos útiles, inútiles o simplemente recordatorios de un estilo.

El video documental de Pedro Neves Marques «Where to sit at the dinner table?», es un ejercicio delicado en el que lo antropológico y lo histórico se trenza con un solvente guión; una fina pieza que nos habla de los mitos y las realidades de la antropofagia y de sus múltiples conexiones con la ciencia y con el ámbito de la cultura popular.

Para finalizar, dos propuestas de investigación en las que la perspectiva política tiene una presencia destacada. «Popular Legacy» (Legado popular), de Alexander Provan, es un estudio para un monumento conmemorativo que no pudo ser. La publicación que la acompaña incorpora reproducciones de documentos obtenidos de la embajada iraquí abandonada en la antigua Berlín oriental; una investigación sobre la ruina que puede llegar a ser un proyecto monumental que nunca se llevó a cabo.

La obra de Carla Zaccagnini «Elements of beauty» recompone a través del ataque de una sufragista a la obra de Velázquez: «Venus del espejo», las relaciones de conflicto entre belleza y violencia, cuestión que desde la perspectiva de género ofrece un campo analítico especialmente fértil, aunque en la muestra parece quedar muy esbozado.