Del 2 de octubre al 6 de enero, se podrá ver en el Guggenheim de Bilbo la exposición «Egon Schiele. Obras del Albertina Museum, Viena». La misma es una aproximación al trabajo de Schiele a través de un centenar de obras de diferentes técnicas (dibujos, gouaches, acuarelas y fotografías).

Los fondos del Albertina Museum constituyen una de las mayores colecciones históricas de obra gráfica del mundo entre la que se encuentra la colección más importante de obra en papel de este gran expresionista austriaco.

Responsables del Guggenheim definen la muestra como «Una perspectiva única de la evolución estilística de Schiele a lo largo de una intensa década de producción, interrumpida por su temprana muerte a la edad de 28 años, que enfatiza el papel decisivo que ha tenido la obra gráfica de este artista en su aportación a la historia del arte y, en definitiva, a su consolidación internacional».

En la exposición encontraremos trabajos del Schiele adolescente, estudiante en la Academia de Viena hasta su ruptura con el naturalismo, después de haber militado en las filas del modernismo, época con una fuerte influencia de Gustav Klimt. Motivos y paleta de colores son los dos pilares de una obra revolucionaria.

Creación

Pese a su corta vida y a los poco más de diez años de actividad artística autónoma (1908-1918), Egon Schiele dejó tras de sí una obra sorprendentemente rica que comprende, sin contar sus cuadernos de bocetos, más de 2.500 obras sobre papel y más de 330 pinturas sobre madera o lienzo. Al contrario, por ejemplo, que Gustav Klimt (1862-1918), que únicamente hacía dibujos a modo de bocetos o borradores para sus pinturas, Schiele da a sus trabajos en papel la categoría de obras de arte. De hecho, sus dibujos constan de una mayor libertad y expresividad que su obra pictórica. Egon Schiele desarrolló una forma muy personal y característica en la utilización decorativa de las superficies planas o las fluidas líneas ornamentales del estilo de la Secesión vienesa.

Corta existencia

Hijo de un alemán y una Bohemia, Egon es enviado a casa de un tío a la muerte de su padre; tenía 15 años. Un año después, ingresaría en la Academia de Bellas Artes de Viena para estudiar dibujo y diseño. Incómodo con el conservadurismo de la Academia, abandonó la misma tres años después, entrando en contacto con la nueva teoría artística del estilo Secesión vienés y con Gustav Klimt, que será para siempre modelo de admiración y un maestro muy influyente para Schiele.

Su vida personal, la juventud de su amante y sus retratos de niños y niñas le causarían más de un quebradero de cabeza.

Su carácter de gran artista (por pertenecer a lo que se consideraba la «élite intelectual», en concreto) le libró de ir a la Primera Guerra Mundial y pudo proseguir con su trabajo que había entrado en una etapa muy productiva.

El 28 de octubre de 1918, murió su esposa Edith, embarazada de seis meses víctima de la llamada gripe española. Tres días más tarde, el 31, Egon Schiele murió a la corta edad de 28 años.