Westminster asume que sea Escocia la que convoque el referéndum
El Comité de Asuntos Escoceses de la Cámara de los Comunes del Parlamento de Westminster ha instado al Gobierno británico a que permita que Escocia planifique y convoque el referéndum de independencia. La decisión, avalada por los diputados conservadores, laboristas y liberaldemócratas, advierte del riesgo que, para el futuro de las relaciones bilaterales, tendría que Londres haga «casus belli» de la cuestión.
GARA | LONDRES
La Cámara de los Comunes de Londres ha urgido al Gobierno británico a que otorgue al Parlamento de Escocia poderes para celebrar el referéndum sobre su independencia, a fin de que no haya dudas sobre la legalidad de esa convocatoria.
Los escoceses tienen previsto votar sobre su independencia, pero la fecha no ha sido fijada pues aún debe determinarse si es el Parlamento británico de Westminster o el escocés de Holyrood el que tiene los poderes para convocar la consulta.
El Comité de Asuntos Escoceses de la Cámara de los Comunes, formado por diputados conservadores, laboristas y liberaldemócratas, señaló en un informe divulgado ayer que todo apunta a que Holyrood no tiene competencia legal para convocar este plebiscito.
Para sortearlo, pide recurrir a la llamada «Orden 30» (S30) de la Ley de Escocia de 1998 (que reconoció la autonomía), que autoriza a hacer enmiendas y que permitiría otorgar a la Holyrood la competencia para llamar al electorado a votar por la independencia.
El Gobierno independentista que lidera Alex Salmond insiste en que debe ser el Parlamento de Edimburgo el responsable de convocar el plebiscito.
La Cámara de los Comunes destaca el riesgo de que Escocia quede sumida en «discusiones legales y políticas indefinidas» y afronte un «futuro incierto» si hay «dudas legales» sobre la convocatoria del referéndum. «La mejor manera de proceder es que el Gobierno proponga una notificación detallada y específica en la Sección 30, otorgando al Parlamento escocés los poderes para convocar un referéndum sobre la separación».
Escocia, una de las cuatro naciones que forman Gran Bretaña, fue anexionada a Inglaterra a través de la llamada Acta de Unión de 1707.
El primer ministro británico, el conservador David Cameron, insiste en 2013 para la celebración de la consulta. El primer ministro escocés, Alex Salmond, que reivindica el referéndum en 2014, considera que una Escocia independiente es viable económicamente, apoyada en sus potentes recursos energéticos y, en especial, en las energías renovables, y que beneficiaría al resto de Gran Bretaña.