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Con «Brave» nace la primera princesa y la primera heroína diseñada por Pixar
La asociación entre Disney y Pixar lleva un tiempo funcionando, pero «Brave» es el resultado definitivo del perfecto ensamblaje artístico entre ambos estudios de animación. La película está dedicada a la memoria del recientemente fallecido Steve Jobs, fundador de la compañía del flexo, pero también rinde tributo al tío Walt y sus princesas encantadas, aunque con el paso del tiempo y las nuevas influencias se hayan vuelto guerreras, como la escocesa Merida.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Brenda Chapman es la verdadera autora de «Brave», aunque al final haya tenido que compartir la dirección en los títulos de crédito con otros dos realizadores. Ella es la creadora del argumento, y también la designada en un principio para llevarlo a la pantalla. Cuando fue apartada de dicho cometido por los jefes de Pixar, siendo reemplazada por dos hombres de la casa, se esgrimieron las siempre socorridas diferencias artísticas. La versión oficial no ha convencido a quienes ven en todo ello la presión de Disney y su tradicional conservadurismo dentro del espectáculo para toda la familia.
Sea como fuere, «Brave» es un producto ejemplar en su cuota de feminismo, si lo comparamos con lo que hace la competencia al respecto. Las niñas se van a identificar de lo lindo con la primera heroína Pixar, concebida en cuanto actualización de las princesas encantadas de Disney. Merida es una niña valiente que se rebela contra la discriminación de la mujer en los cuentos que transcurren en reinos imaginarios, por lo que no se deja cortejar por los jóvenes contendientes que compiten en las justas para obtener su aprobación, ya que lo que quiere es demostrar que ella también puede participar como mujer de acción en ciernes. La puntería que demuestra como arquera es un arma de futuro contra la educación sexista.
El oso y la flecha.
«Brave» es una maravilloso cuento para las nuevas generaciones de niñas, al explorar en el enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo a través de la relación de la pequeña pratagonista con su madre, la reina. Por eso está muy presenta el tema del acercamiento maternofilial mediante la herencia cultural, que en este caso es la escocesa. Son las leyendas celtas, engrandecidas por la antológica banda sonora del escocés Patrick Doyle, las que obran el milagro de la magia, la cual se desborda en el climax que tiene lugar dentro del crómlech. Toda la fuerza telúrica del anillo megalítico de piedras, inspirado por el milenario Na Dromannan, se apoderan de esta historia que inicilamente se iba a titular «The Bear and the Bow», un enunciado que tal vez revele demasiado sobre su contenido.
Patrick Doyle nació en la típica familia escocesa con instrumentos en casa, organizando sus propias veladas cuando aún no había karaoke. Empezó como actor en el teatro, donde ejercía a la vez de director musical, y así fue como surgió la colaboración con Kenneth Branagh. De las tablas pasaron juntos al cine en 1.989 con «Enrique V», hasta conformar una filmografía compartida que les ha llevado finalmente a Hollywood con «Thor». El compositor escocés también ha sido fundamental en la carrera de Régis Wargnier a partir de «Indochina», y en la de Alfonso Cuarón desde «La princesita» y «Grandes esparanzas». Ang Lee confió en él para «Sentido y sensibilidad», y Robert Altman para «Gosford Park». M.I.
Dirección: Adam Shankman Intérpretes: Alec Baldwin, Tom Cruise, Russell Brand, Catherine Zeta-Jones, Paul Giamatti País: EE.UU., 2012 Duración: 123 minutos.
