Udate
El musical «Rock of Ages» reaviva la nostalgia por los grupos de los años 80
M. I. | DONOSTIA
Ver a Alec Baldwin desmelenado, cantando el «I Love Rock & Roll» de Joan Jett, no tiene desperdicio. Como tampoco lo tiene el descubrir otra de las increíbles transformaciones de Tom Cruise, que gana enteros cuando no hace de sí mismo, reencarnado en un animal de escenario que se alimenta de Jim Morrison, Iggy Pop, Axel Rose y David Lee Roth, entre otros. Pero todavía impresiona más si cabe una recuperada Catherine Zeta-Jones como la groupie reconvertida en mujer del alcalde y líder de la liga de la decencia contra el sexo, las drogas y el r'n'r. Y hay más, porque lo de Paul Giamatti como manager fullero es de enmarcar.
La versión cinematográfica del musical «Rock of Ages» es muy disfrutable por sus divertidos secundarios, y uno lo pasa bien si se olvida de la desconocida pareja protagónica, la cual se ajusta a los cánones del género: chico y chica que llegan a la gran ciudad para triunfar y se enamoran. Lo suyo son las baladitas, que frenan los marchosos números con coreografías enloquecidas y ochenteras. Dentro del homenaje nostálgico hay una mayor tendencia hacia los grupos y solistas de heavy-metal, pero mezclado con el AOR, y así suenan seguidos Whitesnake y Starship, o Twisted Sister y Foreigner, o Reo Speedwagon y Journey.