Voy observando con perplejidad las medidas que va tomando la Warner, estudio propietario de la película «El caballero oscuro: La leyenda renace», tras la masacre producida en un cine de Colorado donde se proyectaba la última entrega de la millonaria franquicia del Hombre Murciélago.

Lo primero fue envíar a Christian Bale a expresar sus condolencias a los familiares de las víctimas, aunque no queda claro si lo hizo en su nombre, en el de Batman, o en el de su alter ego Bruce Wayne. El galés no es precisamente un pacificador, pues son conocidos sus accesos violentos, comprensibles si se tiene en cuenta la sicología alterada de los personajes que suele interpretar.

Acto seguido, la WB, en un gesto de gran sensibilidad, suprimió el trailer de «Gangster Squad» de los pases en que precedía a la película de Nolan. Fue debido a los breves planos en que unos hombres armados atraviesan la pantalla de una sala de cine disparando. No parece que haya sido retirado de internet, porque aún se puede ver completo.

No conformes con el ejercicio de la censura, los ejecutivos del estudio han decidido retrasar el estreno de «Gangster Squad», cinta de género llena de tiroteos. Poco les ha importado que sea una realización de época, sin conexión alguna con lo ocurrido en la vida real unas fechas atrás.

Debería perturbarles más la reciente detención de otro armamentista, esta vez en un cine de Cleveland. Acudió a la proyección del nuevo Batman provisto de cargadores suficientes para disparar contra todos los presentes. Se deben estar preguntando si tanto matón incontrolado es bueno o malo para el negocio.