Salía Bielsa a dar órdenes. Y al instante lo hacía el preparador físico Luis Bonini. Y a renglón seguido el segundo del Loco, Claudio Vivas. Y todo en los tres agónicos minutos de prolongación en los que los croatas estuvieron a un gol de forzar la prórroga, como estuvieron durante toda la primera mitad a un solo tanto de poner en ventaja la eliminatoria. Sufrió y mucho el Athletic para sacar adelante un duelo que de inicio se esperaba menos angustioso y prueba de ello fue que el propio técnico argentino apostó por casi el mismo once del choque de ida, dándoles un voto de confianza que, por lo visto, no le devolvieron. Al descanso, con 1-0 en contra y con la portería de Iraizoz contra las cuerdas, Bielsa lo zanjó con tres cambios de golpe y solo le faltó mover de posición en el campo al propio Gorka. Se jugó mejor, pero aun así se sufrió.

La primera mitad fue un Athletic irreconocible incluso para las docena larga de ojeadores de otros tantos equipos europeos -incluida la Juventus- que estaban en la grada. A falta de juego fluido, de posesión y de un `jugón' en la medular, buenos eran balones largos para aprovechar la adelantada defensa croata. Estos, flojos atrás pero muy belicosos e inquietos arriba, hicieron méritos no solo para el 1-0 sino para más -enviaron un balón al palo de Iraizoz-, ante un Athletic mal, muy mal en defensa, con las bandas de Isma e Ibai desaparecidas, Iturraspe descolocado y el equipo sin saber a qué o qué se jugaba. «Me asigno responsabilidad importante por el diseño del primer tiempo porque no había un futbolista que uniera defensa y ataque», asumió el de Rosario tras el choque. Elemental, querido Bielsa... Y Herrera en Lezama recuperándose de Londres...

En el vestuario mandó a parar y de golpe: Llorente, Muniain y Ruiz de Galarreta ¡a jugar! Y al primer minuto, esta vez sí, salió la jugada a balón largo. Llorente partió en línea con la defensa, este cedió generoso a Muniain y el navarro tan solo tuvo que empujar, eso sí, apenas lo único que hizo en 45 minutos, además de seguir sin diferenciar entre tocar y golpear el balón.

Alivio. Los jugadores, Bielsa y afición, allí y acá, resoplaban y no precisamente de calor. Un tanto que sirvió para apuntalar al equipo, su juego, con Iturraspe acompañando la inseguridad de Gurpegi atrás, el joven Ruiz de Galarreta obrando en la zona central -Bielsa le dedicó elogios después-, sustentados todos ellos en un, ahora sí, más centrado, inagotable Iñigo Pérez. Hasta Isma López se activó, gracias también a ese mayor control del balón, mayores triangulaciones y mayor ofensividad.

El chaval de Eibar dejó detalles de calidad y una visión de lujo; Isma López se vio que no solo sabe templar balones; De Marcos llenó el depósito de gasoil y lo vació; Iturraspe dio algo más de temple a la defensa... Y aun así, el Slaven volvió a meterse en la eliminatoria en un gol de barraca, estuvo cerca el tercero suyo en los últimos cinco minutos, incluso una mano en el área de Iturraspe nos puso un nudo en la garganta y al final, en el 91, Ruiz de Galarreta tuvo el respiro en su bota y mandó, solo, el balón alto.

Marcelo Bielsa, luego en sala de prensa, dejó claro que «habiendo perdido con un rival que está por debajo de nosotros no puede generar satisfacción». A pesar de ello, aseguró no haber visto peligrar la eliminatoria, ni siquiera tras el «fortuito» 2-1. Hoy, sorteo, Llorente volvió a jugar y Galarreta sigue creciendo.