Raúl Zibechi 2012/8/10
Expropiando a los expropiadores
laJornada
(...) Los obreros organizados en el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), en el sur de España, ingresaron el martes pasado en grandes supermercados (Mercadona, Carrefour), llenaron carros con alimentos y salieron a repartirlos en comedores sociales donde acuden desocupados e inmigrantes. (...)
Los que están dispuestos a criminalizar la acción directa incluyen un amplio espectro que va desde el gobierno derechista y los empresarios hasta la Unión Progresista de Fiscales (...). Defienden la propiedad de los ricos, pero no la de los millones que han perdido sus viviendas y sus empleos.
Una vez más han sido los activistas los que han puesto las cosas en su lugar, frente a la avalancha mediática que juzga las acciones de los pobres como «asaltos» y «saqueos» a los supermercados, como apunta entre otros el diario El País. Los dirigentes del SAT, por el contrario, defendieron ese tipo de acciones que buscan «expropiar a los expropiadores, terratenientes, bancos y grandes superficies, que están ganando dinero en plena crisis económica».
Con los meses vamos asistiendo a un panorama desolador: luchadores sociales procesados y banqueros en libertad. No importa que los de abajo tomen los alimentos de forma pacífica ni que esos mismos supermercados tiren a la basura toneladas de comida. (...) La lógica de la acumulación de capital no se distrae con disquisiciones éticas ni morales, no sabe del dolor humano ni de sufrimientos porque, precisamente, vive de ellos.
(...) tres aspectos merecen destacarse.
El primero es que no importa el número, sino la creatividad y la potencia. (...)
El segundo, consiste en la legitimidad de las acciones, mucho más que en su legalidad. Si los de abajo no somos capaces de ir más allá de lo establecido, no hay cambios posibles. Eso supone correr riesgos, asumir la respuesta violenta y la posibilidad de pagar con cárcel la lucha por la justicia social. (...)
Por último, es mediante este tipo de acciones como los sectores populares se convierten en sujetos de su destino. Cuando los de abajo toman la vida cotidiana en sus manos están forjando poderes contrahegemónicos, locales primero, pero que pueden expandirse e inevitablemente terminan desafiando a los poderes estatales del arriba. (...)