Hoy, 12 de agosto, celebramos el Día Internacional de la Juventud, desde que en 1999 así lo instauró la Asamblea General de las Naciones Unidas. A través de esta conmemoración se busca que los gobiernos, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y demás agentes sociales, aumenten las oportunidades de éxito de los jóvenes, aprovechando mejor los recursos e intereses compartidos. Y es que hoy día los jóvenes tienen por delante unos desafíos casi insuperables, para los cuales les hará falta toda la ayuda o apoyo social posible.

Con una tasa de desempleo juvenil por encima del 50%, unas condiciones de trabajo muy vulnerables y un 70% de los menores de 30 años viviendo con sus progenitores, el panorama vital que se les presenta no es muy halagüeño.

En este contexto, no deja de ser paradójica una campaña publicitaria que hemos estado escuchando y viendo durante el último mes. En ella, se hacía una alegoría sobre quién pillara los 20, como un paradigma de libertad, felicidad, independencia... «Sentir que no existe lo imposible... ¿Imposible? ¡Si tienes veinte!, ¡ni siquiera sabes lo que significa esa palabra»... mientras se ve a diferentes jóvenes disfrutando de la vida con total y completa despreocupación.

Es innegable que el anuncio es bueno y consigue despertar la nostalgia de los mayores de 20 años, pero no creo que sea muy oportuno o acertado en cuanto al momento o circunstancias en que se difunde. Por desgracia, ahora sí saben más de la mitad de nuestros jóvenes qué significa la palabra imposible y el mensaje a transmitirle debería ser de esfuerzo, confianza y superación, más que de despreocupación. Al igual que a nuestros gobernantes les decimos que los jóvenes pueden soportar muchas vicisitudes y que desde la familia siempre estaremos para ayudarles y apoyarles, no pueden seguir mirando a otra parte mientras naufraga casi una generación completa, hasta el punto de que muchas y muchos jóvenes dirán «quién pillara los 30...».