FÚTBOL Final masculina
Wembley hace la ola con México
Dos goles de Oribe Peralta volvieron a dejar sin oro a la eterna favorita, que solo pudo maquillar el marcador en el descuento.
BRASIL 1
MÉXICO 2
GARA | LONDRES
Cuatro décadas después de que Japón le relegase a la cuarta plaza en «sus» Juegos, México se sacó la espinita a lo grande. Por primera vez en su historia, la tri alcanza el podio en la cita olímpica y lo hace para plantarse en lo más alto, tras derrotar en la final a la eterna favorita.
Una vez más, Brasil se queda con la miel en los labios. Tercera medalla de plata para la canarinha, incapaz de incluir los Juegos en un historial glorioso. El anecdotario futbolístico seguirá registrando esa anomalía durante, al menos, otros cuatro años, precisamente hasta que Brasil ejerza de anfitriona de la cita por primera vez.
No hubo, además, ni infortunio ni injusticia en la derrota de los de Mario Menezes. Pese a coleccionar resultados contundentes en su camino a la final -pleno de victorias, marcando tres goles en cada partido-, el juego de los brasileños despertaba dudas y no mejoró en el momento clave. En un Wembley abarrotado -no solo el estadio; el metro de Londres batió su récord de pasajeros en un solo día- y más colorido que nunca, México ganó porque fue mejor.
También porque contaba en sus filas con el hombre más determinante de la tarde, Oribe Peralta. Apenas había transcurrido medio minuto de partido, cuando el ariete del Santos Laguna aprovechaba un despiste de la zaga rival, para adelantar a la Tricolor con un disparo raso desde la frontal, que además se convertía en el gol más rápido en la historia olímpica.
Con esa dosis de tranquilidad añadida, al equipo del Flaco le costó menos desplegar su habitual solidez defensiva, que extendió a un centro del campo muy compacto. Reaccionó Brasil con la entrada al campo de Hulk recién cumplida la media hora. Acierto de Menezes porque suyas fueron las mejores ocasiones, pero no fue suficiente para cambiar el sino del partido.
Que se acentuó, de hecho, en la reanudación. Brasil regresó al campo con el cuchillo entre los dientes, pero los centroamericanos no se limitaron a esperar. Como que Marco Fabián estrelló una chilena en la madera y cabeceó fuera por poco un córner, como doble preludio de la sentencia mexicana. Llegaba a un cuarto de hora del final, de nuevo con la firma de Oribe Peralta. El Cepillo cabeceó esta vez desde el punto de penalti una falta botada desde la derecha.
La final parecía decidida, aunque México no pudo celebrarlo hasta el pitido final. Hulk acortó distancias, ya en tiempo de descuento, y un cabezazo de Óscar en el último suspiro a punto estuvo de llevar las tablas al marcador. Pero no lo hizo y Wembley acabó haciendo la ola en honor a sus inventores.