Udate
Sin licencia para jubilarse
Sean Connery, George Lazenby, David Niven, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig comparten la numeración de serie 007, licencia exclusiva que otorga a su propietario vía libre para matar. James Bond adquiere estos días una especial relevancia tras aparecef en los Juegos Olímpicos y con el estreno de su última película, “Skyfall”.
Texto: Koldo LANDALUZE Fotografías: Archivo
A pesar de que su profesión exige cautela y discreción, nunca pasa desapercibido. Viste smoking y antes de iniciar una partida de cartas, se acerca hasta la barra del casino para pedirle al camarero un martini con vodka agitado, nunca revuelto porque, según afirma él, «si se agita, puede disminuir los sabores». Por otro lado, se sabe que el martini agitado mantiene más el frío que removido, básico para que el sabor sea el correcto.
Nuestro protagonista mide 1,83 cm. y pesa 76 kilos, y en opinión de muchas mujeres -otras, incluida su superiora M, los consideran un producto caduco, un fósil machista de la «Guerra fría»-, su mayor atractivo radica en el misterio y profundidad que emana de sus rasgos hipnóticos.
Su cabello es negro, peinado hacia la izquierda de forma descuidada, con un mechón rebelde que cae sobre su frente. Su mirada gris está subrayada por unas cejas rectas, largas y negras, lo que le confieren un toque calmado y cínico. Bajo su nariz larga y recta, un pequeño labio superior perfila una boca amplia y finamente dibujada, aunque cruel. Su rostro, de piel morena tostada por el sol, termina en una barbilla de línea recta y firme.
Si nos fijamos con más detenimiento, descubriremos una cicatriz fina de tres pulgadas en la mejilla derecha, otra en el hombro izquierdo y señales de cirugía plástica en el dorso de la mano derecha.
Mientras enciende un cigarrillo sin filtro -su media es de 60-70 diarios y utiliza una combinación de tabaco turco y balcánico preparado en exclusiva por Morland's y adornados con tres aros dorados-, una mujer de rasgos orientales se coloca junto a él para interesarse por su nombre. Sin quitarse el cigarrillo de los labios, responde escuetamente: «Bond, James Bond». En ese instante, una música sacude nuestro casino imaginario y el tema compuesto por John Barry otorga a nuestro protagonista el oportuno respaldo sonoro para llevar a cabo una nueva misión secreta.
Origen de un hombre y su pasado
Según las crónicas, el creador del agente 007 -Ian Fleming- tomó prestado el nombre de su personaje de ficción del ornitólogo estadounidense James Bond. A Fleming le cautivó este nombre porque le resultaba simple y breve, carecía de romanticismo y su sonoridad dotaba a su personaje de gran masculinidad.
En 1961, la esposa del ornitólogo, Mary Fanning Wickham Bond, escribió a Fleming amenazándolo irónicamente con demandarlo por difamación. En respuesta, Fleming confesó que tenía toda la razón y, a parte de regalarle una copia firmada de la novela «Sólo se vive dos veces», le ofreció su propio nombre para que lo utilizaran de la forma que consideraran oportuna. Asumido el reto, el ornitólogo utilizó el nombre del escritor para denominar a una rara especie de ave jamaicana.
Si nos atenemos a los orígenes de James Bond, descubrimos que existen varias teorías. Una de ellas se refiere al prefijo 00 que se daba a muchos documentos del Whitehall y que Fleming veía diariamente mientras trabajaba para la inteligencia Naval. Otra explicación es la que se refiere a John Churchill, el Duque de Marlborough -antepasado de Winston Churchill- que utilizaba el código 00 para enumerar a los espías que tenía en nómina durante la guerra que tuvo como escenario el Estado español entre 1701y 1714. El número que otorga a James Bond licencia para matar, también es atribuido a John Dee, considerado por muchos historiadores como el primer espía británico, al servicio de la Reina Isabel I, conocido por el número 007 cuando trabajaba para la inteligencia británica contra los españoles para desbaratar los planes del Rey Felipe II. Dee fue un hombre culto que viajó mucho y muy respetado por sus conocimientos en matemáticas y filosofía, al igual que por sus conocimientos como alquimista y astrólogo. A Dee también se le atribuía una fama de galán incansable y utilizaba el código 007 en sus mensajes dirigidos a Isabel I. Se dice que el doble cero simulaba dos ojos -lo cual quería decir que el mensaje era «Sólo para sus ojos»- y el 7 hacía referencia al número de la suerte.
Otro de los aspectos menos conocidos de James Bond son su pasado y orígenes familiares. Tal y como detalla su biografía, es descendiente de Norman Le Bond (1180), Sir Otto Bond (1387) -propietario del Señorio de Whickham's Brew- y Sir. Thomas Bond -Baronet de Peckham-, fallecido en 1734. En su escudo de armas encontramos su singular lema familiar «Orbis Non Sufficit»: «El mundo nunca es suficiente». James Bond nace en Escocia aunque su fecha de nacimiento es una incógnita. Según relata John Pearson en «James Bond: The Autorized Biography», nació el 11 de noviembre de 1920, en Wattenscheid. No obstante, si nos fijamos en el obituario de la novela «Sólo se vive dos veces», su fecha de entrada en el Ministerio de Defensa británico corresponde a 1941, a la edad de 17 años. Por tanto, habría nacido el 1924. Un tercer elemento en discordia aporta mayor confusión: En «Desde Rusia con amor», se afirma que entró en el Servicio Secreto en 1938. Su padre, Andrew Bond, era un escocés de Glencoe. Su madre, Monique Delacroix, una suiza procedente de Caton de Vaud, cuyo nombre proviene de una antigua novia suiza del escritor Ian Fleming. James Bond y su hermano mayor Henry, fueron enviados a vivir con su tía Charmain Bond a la aldea de Pett Bottom cerca de Canterbury, en Kent. Allí, su tía completará su educación escolar. A los 12 años, Bond entra en la academia de Eton, donde es expulsado dos semestres más tarde por problemas con la institutriz que les cuidaba. Su tía consigue que lo trasladen a Fettes, antigua escuela de su padre, donde destacará en los deportes, especialmente el boxeo. Cinco años más tarde, abandona Fettes, asiste fugazmente a la Universidad de Génova, y en 1941, fingiendo la edad de 19, ingresa en el Ministerio de Defensa como alférez de navío de la Sección Especial de la Marina Real en la Reserva de Voluntarios (RNVR), y finaliza la guerra ostentando el cargo de Comandante.
Según «Sólo se vive dos veces», es éste el momento en que se alista en el Servicio Secreto. No obstante, en «Desde Rusia con amor» se afirma que ya habría ocurrido en 1938. Tras ingresar en el Servicio Secreto, obtuvo su rango de «00» al matar a un japonés en Nueva York y a un doble agente noruego en Estocolmo y posteriormente se casaría con Teresa Draco, hija única de Marc-Ange Draco, de Marsella, de quien enviudaría el mismo día de la boda tras ser asesinada. Marcado por este trágico episodio, James Bond jamás volvería a casarse.
Exposición y estreno de «Skyfall»
Estos son, a grandes rasgos, algunos de los capítulos menos conocidos de un personaje que ha sabido amoldarse a los nuevos tiempos y que, a pesar del tiempo transcurrido, continúa gozando de excelente salud. Por ese motivo, y para conmemorar su 50 aniversario, Londres está acogiendo una exposición monumental en el Centro Barbican de Londres. Con el respaldo de la productora del agente 007, EON, el Barbican muestra al visitante los vehículos, el vestuario y todos los artilugios que han convertido a la saga de James Bond en una de las más populares del cine.
Destinada a satisfacer la curiosidad de sus más aférrimos seguidores, entre sus vitrinas nos reencontramos con aquel mítico bikini que lució Ursula Andress en !Agente Secreto 007 contra el Dr No! (1962), la primera de las películas de Bond, o el flamante Aston Martin gris de Sean Connery. Titulada «Diseñando a 007», esta muestra saluda al visitante con la banda sonora que compuso John Barry y que identifica como ninguna otra al espía 007. A partir de ese saludo, la muestra permite adentrarnos en el mundo ficticio del personaje creado por Fleming a través de un recorrido repleto de pantallas de televisión, que muestran imágenes de las cintas más célebres, interpretadas por todos los actores que han encarnado a James Bond: Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y el actual Daniel Craig.
Junto a secuencias de películas como «Al Servicio Secreto de su majestad», «La espía que amó», «Goldeneye», «Goldfinger» o «El hombre de la pistola de oro», topamos pasaportes, documentos confidenciales del MI6, armas y gadgets que 007 ha utilizado en sus misiones.
Como colofón a este breve repaso al periplo de James Bond, nada mejor que quedarnos con la última entrega cinematográfica de esta franquicia, «Skyfall» en la que Daniel Craig vuelve a lucir por tercera vez, la licencia para matar del espía británico por excelencia. Dirigida por el prestigioso Sam Mendes («Road to Perdition»), esta película centra su interés en los fantasmas del pasado que acosarán a la superior de 007, M -Judy Dench-, y en los esfuerzos que su letal agente empleará para eliminar esta amenaza. Además de los citados Craig y Dench, el reparto de esta explosiva entrega incluye a Javier Bardem, Ralph Fiennes, Albert Finney y Berenice Marlohe.