Con la presencia confirmada en las gradas de su presidente Barack Obama, conocido seguidor del baloncesto, la selección de los Estados Unidos se prepara para volver a ser coronado como mejor equipo del planeta en la final olímpica que disputará a partir de las 16.00 ante España.

Excepto en el duelo contra Lituania, y algunos minutos frente a Argentina, los pupilos de Mike Krzyzewski han avasallado a sus rivales, logrando contra Nigeria, con 156 puntos, el récord de anotación en unos Juegos Olímpicos. En semifinales, sin jugar su mejor baloncesto ni acreditar un acierto superlativo, una gran racha de triples valió para apabullar a la corajuda selección de Argentina, que se vio a sí misma sin opciones desde el primer momento.

Pues contra esa gran selección se deberá enfrentar la selección española. Muy tocada físicamente y sudando sangre para superar los cuartos ante Francia y las semifinales frente a Rusia, la generación de oro de los españoles suma una muy meritoria presea, aunque el nivel mostrado dista mucho de, por ejemplo, el Eurobasket 2011, en el que, a pesar de sestear durante varios partidos, mostraron un nivel con el que podrían incluso poner en cuestión la supremacía norteamericana.

No obstante, el bajón físico de hombres como Pau Gasol y Navarro, y el escaso acierto en el triple -aunque frente a Rusia espabilaron en la segunda mitad- hace casi inviable que los chicos de Scariolo puedan ganar.

El respeto hacia el rival

No obstante, los Estados Unidos, que aprendieron en sus carnes que fiarlo todo a su talento ya no es sinónimo de victoria, saben que su adversario es de armas tomar. Ya la final de Beijing, en la que la España de Aíto García Reneses puso en jaque al redeam team, fue testigo de lo que son capaces los de la mejor generación española cuando juegan sin presión y a tope de motivación. Pero han pasado cuatro años y es difícil creer que España pueda rendir a tal nivel.

No obstante, el seleccionador estadounidense, Mike Krzyzewski, prefiere mantener el respeto y tomarse a su rival muy en serio. «Sé que tienen en Pau Gasol a uno de los cinco mejores jugadores del mundo. Además, en la semifinal ante Rusia, Calderón hizo tiros decisivos. Tienen una rotación de pívots tremenda y un banquillo profundo. Nos pueden ganar, les respetamos y nos prepararemos duro. Espero que hagamos un partido genial, como contra Argentina, ya que nos obligó a jugar realmente bien para ganar».

Los jugadores, estrellas acostumbradas a bandearse entre la táctica de la arrogancia y el respeto, prefieren hablar de sus opciones en la pista, porque de las opciones de su rival lo hacían ante los micrófonos. «Sabemos que España nos va a exigir al máximo, pero lo daremos todo por nuestro país», declaraba un LeBron James que remachaba que «habrá que hacer una gran defensa interior, rebotear duro y seguir haciendo nuestro juego: apostar por la rapidez y la intensidad en defensa. La final será divertida», aventuraba.

Por parte española, no dejar correr a los Estados Unidos y no perder demasiados balones se presenta como principal caballo de batalla. «Trataremos de que no tengan demasiadas posesiones. No perder muchos balones y controlar el rebote. Hacer todo eso junto es difícil, pero lo intentaremos. No tenemos tan buenos porcentajes, pero los puntos no son lo importante, sino estar bien en defensa», dijo Juan Carlos Navarro.