Bob Esponja es gay e incita al vicio y a la perversión. No sé para qué lo especifican, se supone que lo uno es indisoluble de lo otro. Si es maricón es una mala persona, eso lo sabe todo el mundo.

Menos mal que existen organismos como la Comisión Nacional sobre Asuntos para la Defensa de la Moral Ucraniana para advertirnos de que ese color amarillo no es natural, sino que se debe a que tiene el hígado destrozado de todas las porquerías que se mete en el cuerpo. ¿Que si las esponjas tienen hígado? Joder, si nos vamos a poner quisquillosos mejor lo dejamos y hablamos de cifras sólidas y contrastadas, como las de «La Razón» respecto a los toros en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.

Pero volvamos a Fondo de Bikini. Nadie piense que el resto de personajes son trigo limpio. El más peligroso es El Señor Cangrejo. Nadie amasa tanta pasta con un negocio honrado, por muchas hamburguesas que venda. ¿Qué pone dentro de la carne? ¿Por qué nunca sabemos de qué están hechas? Eso es una tapadera, fijo que en su interior hay pastillas de colorines de esas que te ponen to loco, que dice el Jonan de Baraka.

En la información publicada se asegura que, según esta comisión ucraniana, Los Teletubbies persiguen «la creación intencionada del hombre subnormal, que se pasa todo el día delante de la televisión con la boca abierta y tragándose cualquier información». No es descartable que sea una errata y que donde pone Los Teletubbies tenga que poner Los Telediarios. Así la frase cobra mucho más sentido.

Consuela saber que hay este tipo de organismos que velan por nuestra moral y, sobre todo, por la de los más pequeños. Una lástima que en nuestra infancia no nos advirtiesen de la relación incestuosa y pederasta entre Heidi y su abuelo, por no hablar de la zoofilia de Pedro y sus cabras, un adolescente rebosante de hormonas todo el puto verano en los prados alpinos. Ah, y Clara se quedó paralítica por un accidente de moto tras una noche loca de sexo desenfrenado y drogas. Ojo con los dibujos animados, que los carga el diablo.