crisis diplomática
Ecuador concede asilo a Assange y recuerda a Londres que no es una colonia
Ecuador concedió ayer asilo diplomático al fundador de Wikileaks, Julian Assange, refugiado desde hace casi dos meses en su Embajada en Londres, al considerar que su vida y su integridad corren peligro. Quito recordó a Londres que es un país soberano y no una colonia tras denunciar haber sido amenazado con la entrada por la fuerza en su legación. Gran Bretaña negó el salvocoducto a Assange y aseguró que será detenido y extraditado.
GARA | QUITO
Ecuador «ha decidido conceder asilo diplomático» a Julian Assange, anunció el canciller, Ricardo Patiño, minutos después de que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmara en Twitter que «nadie nos va a atemorizar». Minutos después, el Gobierno británico anunció que no facilitará al fundador de Wikileaks el salvoconducto para salir del país y le extraditará a Suecia, donde es reclamado por supuestos delitos sexuales, y advirtió de que podría revocar el estatus diplomático de la Embajada para entrar en ella y arrestarle.
Pero la tensión diplomática entre ambos países había subido unos enteros horas antes, después de que Ecuador, según denunció Patiño, «haya recibido una amenaza expresa y por escrito de que podría asaltar nuestra Embajada si Ecuador no entrega a Assange», responsable de la divulgación de miles de cables diplomáticos, sobre todo de EEUU. El canciller ecuatoriano, que condenó el «injustificado incremento» de policía en los alrededores de la Embajada, subrayó que «nosotros no somos colonia británica y los tiempos de la colonia terminaron».
«Ecuador es un Estado libre y democrático, no sujeto a tutelajes externos de ningún tipo», recalcó Patiño.
Ecuador apeló a una respuesta internacional sobre esa «amenaza» británica y fuentes del Ministerio ecuatoriano de Exteriores informaron ayer de que los cancilleres de la Alianza Bolivariana para Nuestra América (ALBA) y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunirán casi con seguridad este fin de semana -sábado y domingo, respectivamente- en Guayaquil (Ecuador) para analizar esta situación. La Organización de los Estados americanos (OEA), por su parte, convocó una reunión urgente para ayer mismo -madrugada en Euskal Herria- en Washington para tratar esta misma cuestión.
La Asamblea Nacional de Ecuador tenía previsto analizar esta madrugada, en sesión extraordinaria, la comunicación enviada por Gran Bretaña que Quito consideró una «amenaza» y sacó a la calle a decenas de ecuatorianos que se manifestaron frente a la Embajada británica en la capital ecuatoriana.
En la sesión, que supuso la suspensión del receso legislativo en el que se encontraban los diputados, no se tenía previsto analizar el caso del fundador de Wikileaks sino «la amenaza insólita y prepotente de allanar nuestra Embajada en Londres», que fue calificada de intolerable por el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero Cueva.
La advertencia de Londres no fue obstáculo para que Ecuador concediera asilo diplomático a Assange, sustentando su decisión en el derecho internacional y en la consideración de que la vida de Assange corre peligro si finalmente es extraditado a EEUU, como parece que podría suceder en caso de ser entregado a Suecia. Washington todavía no ha pedido la extradición de Assange, pero algunas informaciones apuntan de que ya habría acordado con Estocolmo su entrega a EEUU.
Patiño agregó que obedece también al temor sobre «la eventual persecución política que podría sufrir en un tercer Estado, el mismo que podría valerse de su extradición al Reino de Suecia para obtener a su vez la extradición ulterior a aquel país».
Según el Gobierno ecuatoriano, si Assange es extraditado a EEUU «no tendría un juicio justo, podría ser juzgado por tribunales especiales o militares» y podría ser sometido a tratos crueles o degradantes.
Londres, «decepcionado»
Minutos después de conocer la decisión de Quito, Londres se mostró «decepcionado» y reiteró su intención de cumplir con su obligación legal de extraditar a Assange a Suecia, mientras este país convocaba al embajador ecuatoriano por considerar «inaceptable» que Ecuador quiera detener el proceso judicial sueco y la cooperación judicial europea», señaló a AFP el portavoz del Ministerio sueco de Exteriores, Anders Jörle.
Su titular, Carl Bildt, rechazó las acusaciones de Quito, según las cuales su país no garantizaría los plenos derechos a una defensa a Assange, y calificó de «infundadas» las argumentaciones ofrecidas por Patiño, al tiempo que le informó de «los principios de independencia de nuestro sistema judicial». «Nuestro sistema legal y constitucional garantiza los derechos de todos», afirmó.
La Fiscalía sueca, por su parte, evitó pronunciarse sobre la concesión del asilo diplomático.
Mientras, EEUU negó haber presionado a Gran Bretaña para que detuviera y extraditara a Assange a Suecia y rechazó tener intención de perseguirle.
El fundador de Wikileaks, tildó de «victoria histórica» la «valiente» decisión tomada por Ecuador, aunque aseguró que «nuestros problemas acaban de comenzar».
Y es que para salir de la legación diplomática y del país Assange necesitaría el salvoconducto del Ejecutivo de David Came- ron, algo que el ministro británico de Exteriores, William Hague, aseguró que no se le concederá porque debe cumplir con la obli- gación legal de su Administración es extraditarle a Suecia. «La decisión del Gobierno ecuatoriano no cambia nada», sostuvo .
Sin embargo, Patiño aclaró que en caso de que Londres no le otorgue un salvoconducto que le permita salir de la sede diplomática y viajar a Quito, Assange «seguirá estando protegido por nuestra Embajada», aunque descartó que esta decisión sobre el asilo implique una ruptura de las relaciones con Gran Bretaña.
El abogado de Assange, el exjuez español Baltasar Garzón, declaró que si Londres no le extiende un salvoconducto recurrirá a la Corte Internacional de Justicia, ya que estima que Gran Bretaña «debe aplicar las obligaciones diplomáticas de la Convención del Refugiado y dejarle marcha dándole un salvoconducto».
Julian Assange comparecerá el próximo domingo ante los medios de comunicación a las puertas de la Embajada de Ecuador en Londres. El domingo se cumplen dos meses desde que se refugiara en la legación diplomática.
La Unión Europea no intervendrá en la disputa entre Londres y Quito tras la concesión de asilo diplomático por parte de Ecuador a Assange, al considerar que se trata «esencialmente de una cuestión bilateral».
Australia se mantendrá al margen en la crisis entre los gobiernos ecuatoriano y británico. Su ministro de Exteriores, Bob Carr, recordó ante el Senado que ningún australiano ha recibido mayor asistencia diplomática que Assange en el mismo tiempo.
El problema que se le plantea ahora al Gobierno británico es cómo detener y extraditar a Julian Assange sin violar las leyes internacionales ni causar un grave conflicto diplomático, ya que la Convención de Relaciones Diplomáticas de Viena de 1961 establece la «regla de inviolabilidad», que prohíbe la entrada en las embajadas a las fuerzas de seguridad de los países donde se encuentran sin permiso del embajador.
Londres sostiene que una ley británica de 1987 le permitiría revocar la inmunidad diplomática y entrar en ella, aunque ayer aclaró que todavía es pronto para afirmar si lo hará. Esa ley condiciona que se haga «en cumplimiento de la ley internacional» y vincula la revocación a cuestiones como «la seguridad ciudadana y nacional».
No se ha aplicado desde entonces y los expertos sostienen que para que la Policía pudiera entrar en la Embajada ecuatoriana se necesitaría también el permiso de un tribunal. Además de su complejidad legal , sus implicaciones diplomáticas podría ser importantes, ya que otros países podrían utilizarlo como precedente para entrar en embajadas a detener a disidentes refugiados, recordó Efe.
Si Londres decide no entrar en la Embajada o no puede hacerlo, quedaría sin resolver una situación sobre la que no se vislumbra una salida fácil.
A pesar del asilo concedido, Assange sigue sin poder salir, ya que la Policía de Londres espera a las puertas del edificio y podría detenerle cuando ponga un pie en la calle. Aunque Ecuador decidiera darle algún tipo de estatus diplomático, lo que le otorgaría inmunidad, esto no evitaría que fuera detenido al salir.
Assange también podría dejar la Embajada en un coche diplomático que, de acuerdo con las leyes internacionales, está protegido y no puede ser requisado o registrado, pero la legación no dispone de aparcamiento, lo que le obligaría a salir. Además, podría ser arrestado al dejar el vehículo para tomar un avión.
Otra posibilidad es que pueda salir por valija diplomática, que pueden cruzar fronteras sin ser registradas, pero están limitadas a materiales y documentos y es difícil que Assange sea puesto en una caja y despachado sin que las autoridades sepan lo que hay en su interior.
Existe un precedente que muestra cuánto podría alargarse el caso: el cardenal József Mindszenty pasó 15 años en la Embajada de EEUU en Budapest tras la invasión soviética de Hungría en 1956. GARA
Varios cientos de partidarios del fundador de Wikileaks se congregaron en el exterior de la Embajada de Ecuador en Londres, donde conocieron la decisión tomada por Quito entre aplausos y vítores en defensa de la libertad de expresión y a favor de Correa.