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ELA dice que el tren a vapor del Museo de Azpeitia no es seguro

Mientras que el Museo del Ferrocarril garantiza la «total seguridad» del tren a vapor del museo de Azpeitia, ELA denuncia la falta de seguridad que, según explica el sindicato, ha causado retrasos y varias paradas .

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GARA | AZPEITIA

El sindicato ELA denunció ayer la «falta de formación» del personal que maneja y conduce el tren de vapor del Museo Vasco del Ferrocarril de Azpeitia que el pasado mes de julio reanudó el servicio de trenes de vapor que ofrece a los visitantes entre su sede y la estación del barrio de Lasao (Azpeitia).

Por otro lado, la directora de la fundación Museo Vasco del Ferrocarril, Maitane Ostolaza, negó estas acusaciones alegando que el servicio de tren de vapor que el centro ofrece a sus visitantes de jueves a domingo con un trayecto diario se desarrolla bajo «total seguridad» y que la formación de todo el personal que lo conduce está debidamente acreditada. Además, culpó a el anterior responsable de dirección, Juan José Olaizola -quién también se encargaba de la conducción de estos trenes históricos-, de llevar a cabo una «política de acoso y derribo contra el museo».

Según ha explicado Ostolaza, la «reiterada negativa» de Olaizola a poner en marcha el tren es lo que obligó al museo a recurrir a otros países en busca de profesionales. De esta manera, la Asociación Uruguaya de Amigos del Riel envió a dos personas «competentes y con acreditada experiencia en el manejo de trenes a vapor» para que impartieran un curso intensivo a seis desempleados guipuzcoanos.

ELA, por su parte, mantuvo que los maquinistas uruguayos reconocieron en una entrevista a un medio de comunicación de su país que son «autodidactas» y que no poseen formación ni titulación reglada y homologada. Por este motivo, el sindicato pone en duda la calidad de los cursos intensivos que ha homologado Eusko Tren.

Problemas en la seguridad

Ostolaza, aprovechó para defender a los dos «profesionales uruguayos» y explicó que fueron precisamente ellos los que detectaron «problemas de seguridad» como la carencia de frenos de la locomotora y los coches de viajeros.

Según reconoció la directora, «la sorpresa fue enormemente desagradable porque el museo contaba entonces con una empresa de mantenimiento, que llevaba operando unos años bajo la responsabilidad de Olaizola». Asimismo, destacó las «facturas importantísimas, de una media de 6.000 ó 7.000 euros mensuales», que esta empresa de mantenimiento presentaba «para mantener el material móvil del museo en un estado altamente deficiente».

Aparte, el sindicato ELA informó que a consecuencia de esa «falta de formación del personal que maneja las locomotoras desde julio», se han producido «retrasos y paradas intempestivas en plena vía», debido a la pérdida de presión, en varias ocasiones, una de ellas de más de cinco minutos, en el interior del único túnel del recorrido, que provocó momentos de «terror» entre los viajeros «al ver que el tren se llenaba de humo y no se ponía en marcha».

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