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Fco. Jose Ramada Estévez Preso político vasco

Por unos sanmarciales con memoria

Las mujeres y hombres abertzales deberíamos no sé si replantearnos el Alarde en sí mismo o su reformulación, y si merece la pena tanto esfuerzo y sacrificio para caer en el mismo error -la celebración de una victoria española-

En este año que se cumple el V centenario de la conquista de Nafarroa a sangre y fuego por parte de Castilla y del arrebato de nuestra independencia por la que hoy, 500 años después, continuamos luchando. De igual forma, se cumplen los 490 años de la batalla de San Marcial o monte Aldabe entre las tropas de Castilla, capitaneadas por el capitán Beltrán, y las capitaneadas por los labortanos de las casas Urtubia y Semper. En conmemoración de la batalla del 30 de junio de 1522, se edificó la ermita San Marcial, por orden del capitán Beltrán al servicio del emperador Carlos V de España y I de Alemania.

Consecuencia de a ofensiva que en aquellos años Nafarroa inició para recuperar la independencia arrebatada por Castilla en 1512 en Amaiur fueron la recuperación del castillo en 1521, la batalla de Noain, la conquista del castillo de Behobia, que originó la batalla de San Marcial, y la toma-sitio de Hondarribia, en la que participaron, entre otros, los hermanos del luego santo Francisco de Xabier. Los Jaso contaron con todo el apoyo del pueblo de Hondarribia y resistieron el cerco español, compuesto por tropas guipuzcoanas, vizcainas, y alavesas, junto a los beamonteses. En aquella época las tropas españolas sembraron Zuberoa, Lapurdi y Nafarroa Beherea de muerte y desolación.

Ya se ha escrito mucho sobre esto y tampoco es el objeto de este artículo hacer un relato histórico. Sí, por contra, intentar aclarar la confusión o ignorancia. Porque afortunadamente los vencidos han sabido sacar del baúl del silencio la otra historia de nuestro pueblo, en la que tuvimos un estado independiente, Nafarroa, y demostrar que el conflicto no era entre españoles y franceses, como se nos quiere hacer creer, sino de españoles contra navarros-labortanos, en la que desgraciadamente se luchó entre euskaldunes en el monte San Marcial. Como a lo largo de la historia ha sido habitual hasta la guerra civil española de 1936.

Esa es la historia que se nos ha pretendido ocultar, y el que siga creyendo en la versión oficial no creo que tenga un sentimiento abertzale y sí más bien el de los que se empeñan en mantener los símbolos españoles y aplauden la represión para torpedear el proceso hacia la resolución del conflicto de nuestro pueblo en términos democráticos.

Como decía, no es mi pretensión bucear en la historia; sí, en cambio, invitar a los iruneses a realizar una reflexión sobre el Alarde de Irun, que es el que mejor conozco, que lleva a replantearme una cuestión de conciencia como abertzale: si se está haciendo lo correcto celebrando una victoria española sobre los euskaldunes navarro-labortanos que lucharon por recobrar nuestra independencia, al participar en esta mofa que a muchos navarros nos resulta hiriente, más que como navarros, como abertzales.

La esencia del Alarde o alardes, tanto el mixto como el oficial-betiko, es partícipe de este agravio a Nafarroa y, por tanto, una lamentable equivocación. La fiesta, sin ninguna duda, debe ser participativa e igualitaria, fuera de cualquier connotación patriarcalista. Los hombres y mujeres abertzales que creemos en otro modelo de sociedad más justa e igualitaria entre mujeres y hombres, y sobre todo en una Euskal Herria independiente, deberíamos no sé si replantearnos el Alarde en sí mismo, o su reformulación, y si merece la pena tanto esfuerzo y sacrificio para caer en el mismo error -la celebración de una victoria española-. Estamos a tiempo: hay fuerzas y conciencia necesarias para reformular el Alarde, que no debería ser un fin en sí mismo aunque se lograse finalmente un único Alarde igualitario, pero ¿para celebrar qué? ¡Por ahí nos equivocamos!

Es lo que significa y celebra esta fiesta, y los árboles no deberían impedirnos ver el bosque. Como decía, hagamos una reflexión, abramos un debate alejado de tópicos falsos de autoengaño: «Como lo importante es la fiesta y pasarlo bien...», etc. Por supuesto, disfrute, pero que tampoco sea un ejercicio de amnesia. En fiestas también debemos reivindicar nuestra historia y con ella nuestra identidad. En mi opinión, es necesaria una recaracterización del Alarde de San Marcial. Esta podría ser una celebración cuyo fundamento fuese el homenaje a los hombres que en el monte Aldabe-San Marcial dieron su vida por la independencia de Nafarroa. Así, formando compañías mixtas de navarros y labortanos en el Alarde mixto, del «Betiko» nos olvidamos, porque ellos celebran otra fiesta y modelo social que no es nuestro. ¿Por qué no también en el Alarde de Hondarribia en recuerdo a los que murieron en el asedio de 1524 luchando por la independencia de Nafarroa en Hondarribia? En estos alardes se leería un recordatorio a aquellos luchadores y, asimismo, una bandera de Nafarroa abriría el o los alardes junto con la bandera de Lapurdi.

Podría ser una idea para reformular el Alarde; si no, para hacer lo mismo que los «betikos», no merece la pena, aunque sea mixto, no para glorificar al imperio español que nos arrebató la independencia. Para hacer una copia del Alarde tradicional, insisto, no merece la pena. Tenemos un año por delante para debatir. Hagámoslo.

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