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Infiltrados en Afganistán, un fenómeno inédito en las guerras modernas

Por su amplitud, los ataques de infiltrados contra las fuerzas ocupantes en Afganistán, «ataques desde el interior» en el argot de la OTAN, son un fenómeno inédito en la historia de la guerra moderna y amenaza seriamente los planes de retirada, coinciden los analistas.

GARA | KABUL

Agosto ha sido de lejos el más aciago en este sentido en los cerca de once años de ocupación. Uno de cada tres soldados de la OTAN muertos ha caído bajo las balas de uniformados del Ejército afgano que Occidente se encarga de adiestrar.

El fenómeno ha explotado este año, con una treintena de ataques que han matado a 45 soldados de la ISAF, el 14% del total de bajas militares aliadas.

Semejante balance no ha sido registrado en ninguna de las guerras contemporáneas, desde Vietnam a Irak, coinciden analistas y militares, que tienen dificultades para explicarlo.

Los talibanes, que han reivindicado la mayoría de ellos, aseguran que los autores son combatientes infiltrados en las unidades afganas. La OTAN asegura que la mayoría son provocados por diferencias culturales o por disputas personales.

Con el arma siempre a mano

La ISAF ha ordenado a los soldados que estén siempre armados y dispuestos a disparar, incluso en el interior de sus bases, siempre ultraprotegidas.

Fabrizio Foschini, de la Red de Análisis sobre Afganistán, coincide en que las divergencias culturales explicarían la mayor parte de los ataques, y destaca que los afganos aseguran que se entendían mejor con los soviéticos, que les invadieron en los años 80, que con los soldados aliados, sobre todo con los estadounidenses.

Añade que el factor religioso puede jugar asimismo un papel importante, coincidiendo con algunos observadores que relacionan la intensificación de esos ataques a los recientes conflictos en torno a ejemplares del Corán quemados, cadáveres profanados o campesinos masacrados por los soldados de la OTAN.

«La prolongación de la guerra y la presencia extranjera en el país refuerza la polarización y las tensiones entre afganos y extranjeros», concluye.

Nick Mills, profesor de periodismo de la Universidad de Boston, y que fue fotógrafo en la guerra de Vietnam, coincide en que estamos ante un fenómeno «sin equivalente en la historia militar reciente». «Los afganos saben que una vez que los occidentales dejen el país, deberán elegir su campo entre el Gobierno de Kabul y los talibanes, sabiendo que el primero ni es respetado ni es creíble», sentencia.

AUSTRALIA

El ministro de Defensa australiano, Stephen Smith, insistió en que su país seguirá en Afganistán hasta el plazo previsto, pese a la muerte de cinco soldados en la última semana.

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