Munich es un destino bastante más complicado de lo que parece. No toda Alemania es Gelsenkirchen ni todos los futbolistas españoles poseen la habilidad emocional de Raúl. A primera vista, el fichaje de Javi Martínez por el Bayern suena bien para ambas partes, pero el Allianz Arena no es cualquier cosa. El precio pagado, las expectativas creadas, el entorno muniqués y la peculiaridad del club bávaro son retos importantes para el mediocentro navarro.

Porque su papel en Alemania será el de mediocentro, ubicado junto a Schweinsteiger, en principio una pareja ideal. Mis dudas no son sobre las capacidades de Javi: su potencial es extraordinario y le considero capaz de triunfar allí donde vaya y juegue de lo que juegue. Mis dudas se configuran a partir de los restantes aspectos colaterales al juego.

A saber: el entrenador, Jupp Heynckess, se jubila el próximo verano, por tanto, es un «pato cojo», susceptible de ser sustituido en cualquier momento en que la Bundesliga se tuerza; el club entroniza públicamente a Javi Martínez como heredero de Xavi e Iniesta, pero en joven, cuando todos sabemos que es un gran futbolista, pero no pertenece a dicha saga; el equipo parte con desventajas estructurales ante el Borussia Dortmund, que lleva dos temporadas a altísimo nivel; el Bayern ha pagado la mayor cantidad jamás abonada en su historia por un jugador, con lo que las expectativas serán inmensas y estamos hablando de una afición que pita a Robben y posee un nivel de arrogancia inaudito: la primera manifestación de Heynckess ha sido para decir que hablará con Del Bosque para que no convoque a Javi y facilitar así su integración en el club...

Bien. Esto es solo un apunte sobre unas dudas respecto del entorno muniqués que encontrará Javi Martínez. Ojalá su gran calidad como futbolista se imponga a estas dificultades apriorísticas.