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«Si la fotografía no llega a la gente en un festival de calle, se ha fracasado»

Hasta el 30 de septiembre las calles, plazas, playas, comercios y el mercado de Getxo se convierten en una gran galería de arte de la mano del festival internacional de fotografía Getxophoto. El festival se caracteriza, además, por ser temático, siendo el «Elogio a la infancia» el correspondiente a esta sexta edición ya en marcha. Frank Kalero, comisario de la muestra y Jon Uriarte -uno de los dieciocho fotógrafos presentes- hablan de su trabajo para GARA.

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Frank Kalero

Comisario de Getxophoto

Vive entre Nueva Delhi, Sao Paulo y Berlín. Es licenciado en comunicación audiovisual por la Universidad Pompeu i Fabra y master en fotografía documental por el International Center of Photography de Nueva York. Fundador y director de la revista «OjodePez», dirige también el Foto Meeting de Barcelona. Con esta edición de Getxophoto finaliza su periodo de tres años como comisario del festival.

Alvaro HILARIO | GETXO

Después de tres años, el tiempo de Frank Kalero como comisario del festival internacional de fotografía Getxophoto ha terminado. Tres años en los que le ha ido «estupendamente» y en los que ha notado cómo ha «crecido» con su propuesta artística.

¿En qué consiste el trabajo de comisario?

En el caso de Getxophoto consiste en proponer una temática y desarrollar el concepto, la temática, a través de imágenes: agrupar una serie de fotógrafos, una serie de trabajos de esos fotógrafos que sea coherente, consecuente con esa temática y que de algún modo pueda -especialmente en el caso de Getxophoto donde el público es universal al estar instalada en la calle- ser asimilable por la mayoría de los públicos ya que no puedes ir a por cosas extremadamente conceptuales o extremadamente vanales.

¿Cómo hace para tener noticia de lo que hay relacionado con cada tema, como en esta sexta edición, en el mundo occidental?

Soy un poco freakie para eso. En el ordenador tengo varias carpetas. Así, por ejemplo, si voy a una librería y veo un libro que me interesa, le hago una foto; que veo en internet algún trabajo, lo guardo; que voy a una exposición que me gusta, también la guardo. Después, lo clasifico, principalmente por temas. Eso lo dejo ahí, porque tengo muy mala memoria y si lo fio todo a ella, puede que no recuerde el fotógrafo, el trabajo en el momento que lo voy a necesitar. Lo voy acumulando y el día que surje algo, ahí están esos materiales. En el caso que nos ocupa, el tema de la infancia, llevaba ya casi cinco años coleccionando fotos y demás. Tampoco puedes meter cosas muy antiguas; un trabajo de hace diez años quedaría desprestigiado en este momento de consumo de lo nuevo.

¿De dónde nace la idea de una trilogia?

Eso ha sido un accidente. Propuse el «elogio al ocio» y a Jokin Aspuru (director de Getxophoto) le gustó porque rimaba y por la idea de exhaltar el ocio en una forma positiva. El siguiente fue la vejez, un tema hacía mucho tiempo que quería trabajar, y decidimos darle también el apelativo de elogio. A partir de esta segunda vez nos econtramos con las manos atadas: debía haber un tercer elogio, si o sí, para ser consecuentes, aunque no hubiese previsión de hacerlo; no había un masterplan, una estrategia intelectual para tres años, fue un accidente, un accidente positivo.

De todos modos, habéis señalado que los tres temas tienen un hilo conductor: tres etapas en la libertad de la persona.

Es peligroso porque a la hora de justificar este tipo de cuestiones siempre puedes darle la vuelta para que acaben encajando. El ocio se puede dar tanto en la vejez como en la infancia; ahí pudiera quedarse colgando, pero sí es verdad que tanto en la vejez como en la infancia la persona se desinhibe: uno tiene menos carga social, a uno le importan menos las cosas -uno porque todavía no ha aprendido a que le importen y el otro porque ya le da igual por el tiempo que le queda- y eso genera una libertad y un desapego de todo ese tipo de cargas sociales y dogmas que, en definitiva, genera libertad.

Getxophoto dispone comisariados de tres años pensando que ese periodo es suficiente para que el comisario pueda desarrollar su discurso.

Considero que lo de los tres años es una idea fantástica porque a partir del tercer año uno se apalanca, empieza a repetirse, empieza a llamar a sus amigos y se vuelve cansino. En mi caso los tres años me han ido estupendamente y yo he notado cómo he crecido con mi propuesta artística: el primer año no tenía aún mucha práctica y este año ya me he sentido más a gusto, me he sentido más seguro y he disfrutado mucho más del proceso de la creatividad. ¿Cómo se distingue un comisario de otro? En el caso de Alejandro Castellote su propuesta era mucho más intelectual, más conceptual y es una propuesta mucho más académica . Yo, como me pasé diez años haciando la revista «Ojo de pez», mi puerta de entrada a este mundo, mi línea de trabajo en cuanto a la fotografía es más popular, más populista. Si la fotografía no llega a la gente, no crea una reacción en el público, si no llegas a la masa con este tipo de mensajes visuales, en un festival en la calle, creo que has fracasado. Entonces mi línea de trabajo es mucho más popular: son temas más sociales y casi siempre cargados con carga social y que genera algún tipo de pensamiento crítico. Se me distingue, eso sí, en los textos, como el del catálogo de este año.

 
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