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«Groelandia» se queda sin el autor de su himno, Bernardo Bonezzi

Pablo CABEZA| BILBO

Con trece años Bernardo Bonezzi compuso «Groelandia», una de las canciones más aclamadas de la época de la movida madrileña o de la expansión del pop independiente. Con quince años ya la cantaba al frente de su grupo los Zombies. Con un lustro más llegó a cansarse de la canción e incluso a hartarse de ella años después. No existe un recopilatorio de la época que no fije su atención en ella, como no ha habido emisora de radio, web o escrito que no haya recurrido a su melodía, a esas limpias y melódicas guitarras, para comentar la muerte de Bonezzi. Una canción frente a más de 30 años de grabaciones diversas, en especial bandas sonoras bien valoradas, pero de escasa o nula venta, si es que llegaban al compacto. Bonezzi contó también con una curiosa carrera en solitario, pero el público, o incluso su público, sólo quería la segunda parte de «Groelandia», como la buscó en «La muralla china» (1981), aunque sin éxito. Bernardo Silvano Bonezzi Nahón, hijo de un italiano y una brasileña, era más ambicioso artísticamente que calculador o quizá más músico que lo que exigía una canción pop. Al final, queda la impresión de que «Groelandia» fue la casualidad y el resto el verdadero legado de Bonezzi que pasó casi inadvertido, salvo la sintonía de «Farmacia de Guardia». El jueves pasado falleció a los 48 años; la causa no ha trascendido.

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