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El polvorín sirio paraliza a los No Alineados y al Consejo de Seguridad

Quien insista en intentar comprender la cuestión siria desde posiciones maniqueas o con viejas nostalgias de bloques va errado. Y no solo en lo que atañe a la realidad sobre el terreno (¿quién es el bueno?) sino incluso en la posición de los actores de esta trama. Los No Alineados aparecen divididos sobre la cuestión. Pero tampoco los occidentales las tienen todas consigo y se tientan la ropa antes de implicarse directamente en un conflicto que más parece un polvorín.

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GARA | TEHERÁN

La recién clausurada cumbre de países No Alineados ha certificado las insalvables diferencias en su seno a la hora de abordar la crisis siria. Si la víspera el presidente egipcio, Mohamed Morsi, anunciaba su apoyo a la revuelta y denunciaba al régimen de Bashar al-Assad como «opresor e ilegítimo», el contrapunto llegó ayer de la mano del líder supremo de la República Islámica de Irán.

El ayatollah Ali Jamenei reiteró la tesis de que EEUU e Israel «son los principales responsables ocultos de los dolorosos problemas en Siria. «América, el régimen sionista y todos los que han inundado Siria de armas y apoyado con dinero a los grupos irresponsables» de la oposición.

A partir de esa premisa, Jamenei coligió que «es el Gobierno sirio el que es la víctima en este conflicto». Pese a ello, el guía supremo instó a Damasco a «proseguir con las reformas políticas para dejar sin pretextos a la oposición y mostrar a la opinión mundial y árabe la realidad del complot contra Siria».

Presente en la cumbre pese a las presiones de EEUU e Israel, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se está mostrando especialmente activo -quizás precisamente para justificar su presencia- a la hora de intentar enmendar la plana a los anfitriones de la cita. Si en la jornada de inauguración arremetió contra Irán acusando a Teherán de «racista» y «negacionista» e instándole a plegarse a las exigencias occidentales, ayer dedicó su atención a Siria.

El malo y el peor

Así, tras reunirse con el primer ministro sirio, Wael al-Halaki, y con el titular de Exteriores, Walid Muallem, instó a Damasco a no utilizar armamento pesado.

Justo al contrario que Jamenei, y tras instar «a todas las partes a cesar toda forma de violencia», el secretario general de la ONU insistió en que «la responsabilidad principal corresponde al Gobierno sirio, que debe dejar de utilizar armamento pesado». Tras su llamamiento al régimen de Damasco para que se ate una de las manos en su enfrentamiento con una revuelta armada, Ban apostilló que «todos los actores que suministran o podrían suministrar armas a las dos partes deben dejar de hacerlo», aunque añadió, y en eso hay que darle la razón, que la responsabilidad de proteger a la población civil corresponde al Gobierno sirio.

El secretario general de la ONU ha aprovechado su presencia en Teherán para instar al presidente iraní, Mahmud Ahmedineyad, a que «use su influencia» para convencer a su aliado sirio de que «ponga fin de forma urgente a la violencia».

Teherán «puede jugar un papel importante en el arreglo de la crisis», insistió Ban, alineándose con los mediadores internacionales y con países como Egipto frente a EEUU y las potencias occidentales que, apoyadas por los rebeldes armados sirios, han vetado hasta ahora todo intento de implicar a Irán en una solución negociada.

Occidente se tienta la ropa

Lejos de Teherán, en la sede de la ONU de Nueva York, la reunión ministerial del Consejo de Seguridad culminó sin acuerdo alguno en torno a la propuesta turca para instalar zonas-tapón, oficialmente con el objetivo de crear refugios en suelo sirio para los que huyen de la guerra.

Turquía está utilizando políticamente la afluencia importante de refugiados para forzar el establecimiento de estas zonas liberadas. Así, tiene retenidos en la frontera a miles de huidos y ha advertido de que no aceptará más de 100.000 refugiados.

Habida cuenta del apoyo de Ankara a los rebeldes armados, a nadie se le oculta que la propuesta del ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, responde, como mínimo, a un doble juego. Dando por cierto que acoger a los refugiados es un problema económico y de logística para Turquía, establecer zonas-tapón podría ser un modo de establecer zonas bajo control rebelde en suelo sirio, protegidas, además, por fuerzas militares extranjeras.

No parece, sin embargo, que Occidente tenga prisa ni ganas de meterse en semejante berenjenal. Aunque pone como excusa que Rusia y China vetarían toda propuesta en ese sentido en el Consejo de Seguridad, el ministro de Exteriores británico, William Hague, reconoció que «esta idea se enfrenta a dificultades considerables».

Su homólogo francés, Laurent Fabius, recordó que «se necesitarían medios militares importantes». Y añadió, en tono autojustificatorio, que «la cuestión fue abordada, pero muchos han advertido que eso generaría muchos problemas».

Espoleados por el debate y por la renuencia de Occidente, los rebeldes armados anunciaron sendas operaciones militares contra bases militares aéreas en Bumakal (este) e Idleb (noroeste). Aseguraron, asimismo, que lanzaron un ataque contra una sede de los servicios de seguridad en Alepo.

Mientras los combates proseguían en estas ciudades y en la capital, el régimen cerró con puestos de control todos los accesos a Damasco en un intento de impedir las protestas de todos los viernes.

A tenor de los informes de la oposición, se registraron manifestaciones en varias provincias. «La muerte es mejor que la humillación», gritaban los manifestantes en la localidad de Kafarzita (Hama, centro). «Solo nos arrodillaremos ante Dios», replicaban en Deraa, epicentro de la revuelta en el sur.

Similares protestas tuvieron lugar en Alepo y Damasco.

Irán sale al paso del informe de la AIEA

El Gobierno de Irán consideró «sin sentido» el informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que señala que se podrían haber realizado labores de limpieza en la base militar de Parchin, en Teherán, que la agencia de la ONU pretende inspeccionar.

«Estas declaraciones no tienen ningún fundamento técnico y son un sin sentido, pues cualquier experto se daría cuenta de que son meros pretextos y que esas cosas no se pueden limpiar o demoler», señaló el ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, quien añadió que la base de Parchin «es simplemente una instalación militar con actividades convencionales, no nucleares».

El diputado iraní Kazem Jalali consideró que el informe, publicado el jueves, «no es sino una maniobra política para ensombrecer» la cumbre del Movimiento de Países No Alineados que se celebra en Teherán, y a cuyo boicot llamaron Israel y EEUU.

«El informe no es más que un escenario de guerrilla psicológica ya que Irán ha sido capaz de demostrar su autoridad y su posición en el ámbito internacional durante la cumbre», añadió. GARA

Líbano

Al menos 25 obuses del Ejército sirio cayeron sobre una localidad fronteriza libanesa poblada por cristianos. El Consejo de Seguridad mostró su temor de una extensión a Líbano del conflicto sirio.

TURQUÍA

El viceministro sirio de Exteriores, Fayçal Mekdad, acusó a Turquía de entrenar y pasar por la frontera a «terroristas». También acusó a los países del Golfo Pérsico y les advirtió de que su apoyo «les volverá como un boomerang».

ESTADO FRANCÉS

Tras aparcar la cuestión de las zonas-tapón, el Estado francés ha anunciado que enviará ayuda a zonas controladas por los rebeldes armados sirios «para que se administren y acojan a los desplazados».

La cumbre de Teherán rechaza las sanciones y amenazas militares contra cualquier país

La cumbre del Movimiento de Países No Alineados finalizó ayer en Teherán tras dos días de debates, a veces conflictivos, sobre la cuestión nuclear y la crisis siria, cuya solución mediante una intervención militar rechaza, dos asuntos que eclipsaron los esfuerzos iraníes por obtener apoyo frente a Occidente. La próxima cita, en 2015, será en Venezuela.

Los representantes de los 120 países miembros, que convierten a esta en la segunda mayor organización internacional después de la ONU, adoptaron una declaración final en la que se hace hincapié en el derecho de todos los estados a emplear la energía atómica con fines pacíficos, el rechazo de todas las sanciones y amenazas militares unilaterales contra cualquier país, el apoyo a la creación de un Estado palestino y la necesidad del desarme nuclear, informaron los medios iraníes.

El texto de esta declaración de 701 artículos y documentos anexos no estuvo inmediatamente disponible anoche en la web oficial de la cumbre iraní, pero algunos medios apuntaron que en ella se rechaza el «terrorismo» de Occidente, se resalta la importancia de la lucha contra la pobreza, la seguridad alimentaria y el impacto de enfermedades y fenómenos naturales en la economía de las naciones en desarrollo.

También destaca la necesidad de modificar el sistema de la ONU, sobre todo el Consejo de Seguridad, y aboga por el arreglo pacífico de polémicas y la defensa de la paz global, el diálogo entre civilizaciones, religiones y la diversidad cultural, al tiempo que defiende la descolonización, el combate al «terrorismo» y la promoción de la democracia, y la cooperación Norte-Sur y Sur-Sur.

Al margen de estas cuestiones, Irán, que presidirá a los No Alineados durante tres años, no ocultó su intención de convertirlo en una herramienta de antioccidental, indicó AFP.

En la clausura de la cumbre, Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, precisó que los No Alineados acordaron que debe darse un cambio en la gestión del mundo para asegurar la paz duradera y expresó su confianza en que «trabajemos mano a mano por la justicia y proteger la dignidad de los países». «Todos -agregó- destacaron la necesidad de participación en la justicia, la compasión y la preservación de los derechos humanos», dijo. GARA

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