Aprovechando la celebración de Atarrabiako Eguna, el sábado diferentes grupos populares de esta localidad de Iruñerria decidieron salir en defensa de la decisión adoptada por los vecinos de este pueblo en referéndum en 1977, por la cual la ikurriña debía colocarse en el balcón del Ayuntamiento.

«Ante los infructuosos intentos de colocar la bandera en un lugar preferente de nuestro pueblo en estos últimos años, a iniciativa popular hemos optado por proteger nuestros símbolos democráticamente elegidos y colocar la ikurriña junto a la bandera de Nafarroa en un lugar destacado», explicaron los promotores de la iniciativa.

De este modo, 300 personas participaron en la izada de la ikurriña y la bandera navarra que tuvo lugar el sábado en un céntrico parque de Atarrabia.

El 6 de setiembre de 1977, un total de 17 agentes políticos, sindicales, juveniles y populares de Atarrabia firmaron un documento en el que reclamaban al Ayuntamiento que izase la ikurriña en el balcón de la Casa Consistorial. Esgrimían para ello «el apoyo mayoritario que en las pasadas elecciones legislativas dio el pueblo de Villava a partidos y coaliciones que incluían el tema autonómico en sus programas».

Ante esta demanda, el entonces alcalde, Hilario Eransus, decidió someter la petición a referéndum popular. El 63% de los votos fueron favorables a la colocación de la ikurriña. La participación fue del 34%.

En noviembre de 2003, tras la aprobación de la Ley de Símbolos en el Parlamento navarro con los votos de UPN y PSN, el alcalde de Atarrabia, Alfonso Úcar (entonces en UPN, hoy en el PP) retiró la ikurriña del Salón de Plenos tras 26 años de presencia normalizada.

Tras las siguientes elecciones municipales, el nuevo alcalde, Peio Gurbindo (NaBai) erigió un mástil de diez metros de alto en un lugar contiguo al Ayuntamiento para colocar la ikurriña. De este modo, la enseña nacional ocupaba un lugar preferente en la localidad, sin estar en la Casa Consistorial.

En julio de 2008, sin embargo, un juzgado de Iruñea calificó de «fraude de ley» la colocación de la ikurriña en el mástil de la plaza al considerar que era «un ardid» para no cumplir la Ley de Símbolos.