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Raimundo Fitero

Conceptual

 

Aparecen las primeras sombras alargadas de un setiembre crepuscular. Todavía no han desaparecido las brasas de unos incendios cuando ya aparecen las llamas de otros. Real y metafóricamente. La ciudadanía mira a la televisión y no puede entender cómo se puede retorcer tanto el lenguaje. Sí, lo sabíamos, las palabras significan lo que quiere el poder que signifiquen, pero algunas están siendo violentadas constantemente. Digamos justicia y a todos se nos funden los plomos, entramos en un fundido a oscuro conceptual. Pero vender una redundancia tan grande como «banco malo», es llegar a la cúspide de los pleonasmos como convergencia de la manipulación. No hay banco bueno. Que nadie se engañe, ni banca cívica, ni banca ética, ni leches. Eso es el oximoron por excelencia.

Lo que ahora nos están vendiendo estos tecnócratas es ideología feudal: los bancos son buenos porque ellos mantienen el sistema, por eso los salvamos, y si se han equivocado, le hacemos con el dinero de todos un banco malo para que vayan depositando allí sus mierdas, que paga el pueblo. En estos momentos su dios y su banca son lo único importante. Y el señor De Guindos es un encargado de la Gran Banca para solucionar sus propios problemas. No es un ministro de economía, es una ministro de la banca, el resto le importa tres cominos. Los que tienen el dinero, tienen el poder, y ellos mandan. Lo de Merkel es una parodia. Lo de Mariano un sainete.

Y mientras tanto se quema el monte. Y a la vez se quema a una forense que ya tiene nombre, apellido y que en «El gran debate», rescatan una entrevista concedida por esa señora en 2007 a Tele 5, en el que llama con todo el desprecio del mundo «divas» a los cadáveres. Parece que ya hay un chivo expiatorio. Y que hay un filón para entretener al pueblo con esos golpes emocionales sobre la capacidad de un padre para acabar con la vida de sus hijos para vengarse de su ex mujer. ¿Nadie lee a los clásicos? Si leyeran Medea, por ejemplo, entenderían un poco más la situación. Conceptualmente el caso de José Bretón es un morboso entretenimiento mediático auspiciado desde el gobierno para despistar al personal y aliviar este gris mes de setiembre.

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