El fuego «amigo» obliga a la OTAN a suspender la formación de afganos
La OTAN ha suspendido temporalmente el entrenamiento de reclutas en Afganistán debido al incremento de la infiltración de talibanes en las fuerzas de seguridad locales mientras se investigan los últimos ataques. El fuego «amigo» se ha cobrado la vida de cerca de medio centenar de soldados extranjeros en lo que va de año, causando el 14% de las bajas, una cifra récord desde la invasión del país por parte de Estados Unidos y sus aliados en diciembre de 2001.
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«Hemos suspendido de manera temporal el entrenamiento de reclutas para investigar los lazos entre los insurgentes y los soldados. Estamos muy preocupados por los últimos ataques», explicó a Efe un portavoz de la misión de la OTAN en Afganistán, James Graybal, quien precisó que «el resto de nuestra cooperación con las fuerzas de seguridad afganas sigue igual». En lo que va de año, insurgentes infiltrados en las fuerzas de seguridad afganas han causado cerca de medio centenar de bajas (14%) en las tropas de ocupación.
La decisión de la Alianza fue la continuación de la adoptada por el mando militar de EEUU, aunque poco antes un portavoz de la OTAN había asegurado a Europa Press que la decisión de Washington no afectaba a la Alianza.
EEUU había anunciado que no instruirá a los nuevos reclutas de la Policía Local Afgana -un tipo de milicia entrenada por las fuerzas especiales estadounidenses para zonas de difícil acceso- mientras se comprueba el historial y las posibles conexiones con grupos insurgentes de los 27.000 soldados que ya estaban siendo adiestrados.
Un portavoz del Ejército de EEUU en Kabul citado por «The New York Times», coronel Thomas Collins, dijo que «hemos suspendido el entrenamiento de los nuevos reclutas y estamos haciendo comprobaciones sobre los miembros actuales», sin que la decisión afecte a los que ya han sido entrenados o están en proceso de adiestramiento. «De ninguna manera debe percibirse como un abandono de nuestros socios afganos», recalcó.
Ante el aumento del número de bajas de las fuerzas internacionales a manos de efectivos de las fuerzas especiales afganas, especialmente policías, la OTAN ya acordó hace meses introducir un nuevo plan para reforzar el proceso de reclutamiento y comprobación de los nuevos efectivos y aumentar el número de equipos expertos en contrainteligencia afganos.
Collins explicó que ya se están aplicando las nuevas medidas para impedir estos ataques, entre las que figuran un nuevo sistema de denuncias anónima para que los soldados puedan advertir de comportamientos sospechosos, la prohibición de vender uniformes para impedir infiltraciones, el seguimiento de los soldados cuando regresan a sus casas en periodos de descanso y el entrenamiento de expertos en contrainteligencia.
Pese estas medidas, el número de ataques desde el «interior» contra efectivos de las fuerzas extranjeras de ocupación -conocidos como «verde sobre azul» por el color del uniforme afgano, verde, contra el color de la bandera de la OTAN, azul- sigue aumentando. Según datos de la Alianza, al menos 45 militares, la mayoría estadounidenses, han muerto en el último año a manos de las fuerzas afganas. 15 de ellos en el último mes.
Italia acaba de concluir su repliegue de la provincia de Badghis, la más pobre de Afganistán, donde desde ahora las tropas españolas serán las únicas en apoyar a las fuerzas de seguridad del país ocupado en su lucha contra la insurgencia.
Diecisiete civiles fueron muertos o heridos ayer por disparos de desconocidos en la provincia de Kunduz, en el norte afgano, en una matanza de la que los lugareños acusan a fuerzas progubernamentales, aunque el Gobierno negó toda implicación.
Contactado telefónicamente desde Kabul, el portavoz del Gobierno provincial, Inayatulah Jaliq, confirmó a Efe la masacre pero negó que los autores tuvieran vínculos con el Ejército afgano.
«Los atacantes no están relacionados con las fuerzas de seguridad y parece que se ha tratado de una rencilla local en el poblado de Kanam, en el oeste de la provincia», dijo el portavoz oficial. Jaliq afirmó que hubo un tiroteo en el que «murieron ocho civiles y nueve fueron heridos».
Lugareños citados por medios locales aseguraron, sin embargo, que los atacantes forman parte de una milicia progubernamental, y cifraron en 17 los muertos en la masacre.
Según la ONU, un total de 579 civiles murieron y 1.216 resultaron heridos en el primer cuatrimestre de este año en Afganistán. El organismo internacional atribuyó el 79% de esas muertes a grupos insurgentes, el 12% a las fuerzas de seguridad afganas y de la OTAN, y el resto a incidentes armados aún por esclarecer. GARA
