El exjuez del Tribunal Supremo de Israel Eliyahu Winograd arremetió ayer contra un posible ataque a Irán y acusó al primer ministro, Benjamín Netanyahu, y al titular de Defensa, Ehud Barak, de desoír los consejos de los altos mandos. «Todos los jefes y exjefes del Ejército, del Shabak y del Mosad están diciendo no a un ataque», señaló Winograd, quien presidió la comisión que investigó los errores de Israel en la guerra del Líbano en 2006, al sumarse a una larga lista de altos mandos y políticos que advierten de las nefastas consecuencias que podría tener para Israel.

Winograd, que instó a buscar «otras soluciones», asegura que si Israel decide bombardear sus instalaciones nucleares la represalia de Irán, que no será un «ataque esporádico», «puede poner en peligro el futuro de Israel.

Mientras, Netanyahu solicitó a la comunidad internacional que trace una «línea roja» para marcar el límite de las ambiciones nucleares de Irán al considerar que «no es suficiente una diplomacia abierta».

Teherán exige pruebas

Irán, por su parte, exigió ayer que le sean entregadas las pruebas de las acusaciones y denuncias de otros países referidas a su programa nuclear para llegar a un acuerdo final sobre la modalidad de cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Firmante del Tratado de No Proliferación (TNP) nuclear, Irán admite la supervisión de sus instalaciones nucleares, que la AIEA lleva a cabo regularmente. Sin embargo, no ha firmado el Protocolo Adicional al TNP, por lo que no está obligada, sin un acuerdo especial, a permitir la inspección de otras instalaciones no nucleares, como la base militar de Parchin, motivo de la disputa.