Etiopía enterró ayer a su primer ministro, Meles Zenawi, con un funeral de Estado, el primero en 80 años ya que muchos de sus líderes han muerto en secreto o fuera del país, que culminó con el traslado de su cuerpo a la cripta de la iglesia de la Santa Trinidad en Addis Abeba. Zenawi murió por enfermedad el 20 de agosto en Bruselas.

El funeral de Estado comenzó con una misa en el Palacio presidencial que puso fin a una semana de luto en la que los ciudadanos han velado cada noche la memoria del líder etíope, aliado clave de Occidente. Después sus restos mortales fueron trasladados, en medio de grandes medidas de seguridad, a la mayor plaza de la ciudad, la Meskel Square, para recibir el adiós de decenas de miles de etíopes y jefes de Estado y delegaciones extranjeras presentes.

Los presidentes Yoweri Museveni Uganda), Paul Kagame (Rwanda), Jacob Zuma (Sudáfrica), Salva Kir (Sudán del Sur) y Omar Hassan al-Beshir (Sudán), reconocieron los logros económicos y el papel de Etiopía para asegurar la paz en el Cuerno de África, labor que también destacó la delegación de EEUU.

El nuevo primer ministro de Etiopía, Hailemariam Desalegn, se comprometió a continuar las políticas de su predecesor.