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Remodelación del estadio y del miniestadio de Anoeta

El Ayuntamiento presenta su propuesta para quitar las pistas

El coste ascendería a 62,5 millones, que afrontaría el club blanquiazul con la explotación de los equipamientos terciarios previstos.

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Imanol INTZIARTE

La Junta de Gobierno de Donostia aprobará este viernes una modificación del plan general que dará luz verde a la remodelación del estadio de Anoeta. El objetivo es suprimir las pistas de atletismo y ampliar el aforo desde las 32.000 plazas actuales hasta las 40.000. Posteriormente será el turno del Pleno municipal y más tarde corresponderá a la Comisión de Ordenación Territorial de Lakua dar el sí definitivo al proyecto.

El concejal de Urbanismo, Ricardo Burutaran, dio a conocer las líneas maestras de este proyecto. La propuesta mantiene la titularidad municipal de todo el suelo, incluidas las nuevas estructuras que se construyan para uso terciario.

Estos cuatro edificios, previstos en las esquinas del estadio, ya no podrán ser enajenados o vendidos. Serán concesiones que revertirán al Consistorio donostiarra finalizado el contrato de gestión. Estas torres no podrán superar los 26,50 metros de altura, frente a los 43,50 metros previstos anteriormente.

De este modo, quien acometa la obra -se da por supuesto que será la Real Sociedad- podrá explotar estos edificios que se destinarán a oficinas, alojamientos hosteleros... Sin embargo, no podrá disponer de esa superficie libremente.

La edificabilidad urbanística pasará de 15.800 a 12.000 metros cuadrados. Burutaran explicó que estos cambios «permiten al Ayuntamiento no perder patrimonio y minimizar de una forma sustancial el impacto de las edificaciones en el entorno».

Sin salir del estadio, otra de las condiciones para aceptar la reforma del recinto es que el césped cuente con las dimensiones necesarias para acoger, como hasta la fecha, partidos internacionales de rugby.

En principio, el gran damnificado de esta obra sería el atletismo, si bien las pistas del estadio se encuentran infrautilizadas. Para paliar este posible agravio, quien acometa la reforma de Anoeta tendrá que asumir la mejora del miniestadio, que contaría con la equipación necesaria para acoger pruebas de carácter internacional. Ello supondría nuevos vestuarios, nuevo tartán y una grada cubierta con capacidad para 5.000 personas, frente a las 2.000 actuales.

El coste total del proyecto rondará los 62,5 millones de euros. Ricardo Burutaran dejó claro que «no va a haber una contribución económica» del Ayuntamiento, cuya aportación consiste en «poner el suelo y facilitar la tramitación».

Por ello, indicó que no corresponde al Consistorio donostiarra explicar «cómo se va a financiar la obra» ni cuál será el proyecto constructivo, que aún está sin concretar. No obstante, sí adelantó que el campo de fútbol mantendrá su actual orientación y no se girará 90 grados, que era una de las opciones barajadas anteriormente.

cuatro años

Una vez aprobado el proyecto, la obra se prolongaría durante cuatro años. En ese periodo el estadio permanecería siempre funcional y con una capacidad mínima para 27.000 espectadores, con lo que la Real no tendría que buscar otro campo para sus partidos como local.

«El campo es una apuesta estratégica para la Real»

El presidente de la Real, Jokin Aperribay, se mostró contento tras conocerse la propuesta del Ayuntamiento donostiarra para la remodelación de Anoeta, porque «eso es muy importante para el futuro de la Real Sociedad». El máximo mandatario blanquiazul recalcó que «es un paso adelante porque es la unanimidad y la voluntad de todos. Es el consenso entorno a la Real. El campo para la Real es algo estratégico en el futuro económico e incluso en la participación que la Real pueda tener en futuros repartos de la Liga, de los derechos televisivos...».

Así las cosas, señaló que «tenemos que agradecer a todos los partidos políticos y al Ayuntamiento de San Sebastián por el paso que han dado». Sin embargo, Aperribay hizo hincapié en el momento económico y financiero tan delicado en el que nos encontramos: «Hablar de fechas es imposible. Hay que medir muy bien los esfuerzos que se pueden pedir. Quizás no estamos en época de pedir, sino de dar. Vamos a ver si entre todos podemos buscar un consenso y una forma en la que hagamos que también el campo sea una realidad y viable desde el punto de vista económico y financiero». GARA

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