Esta tarde la Orquesta Sinfónica de Euskadi pondrá en marcha su nuevo curso con una propuesta que, según el compositor Javier Jacinto, es «única en el panorama de las orquestas» del Estado. Se trata de un concierto dedicado en su totalidad a música orquestal de muy reciente creación, incluyendo algún estreno absoluto. La iniciativa se enmarca dentro del Laboratorio de Música, un espacio de experimentación artística que la Orquesta pone a disposición del colectivo de músicos de Euskal Herria y que se celebra por cuarto año consecutivo. Primero fueron jóvenes solistas instrumentales, luego directores de orquesta y después violistas los que, desde el 2009 al 2011, tuvieron la oportunidad de trabajar mano a mano con la Orquesta y su director, Andrés Orozco-Estrada.

Para esta cuarta edición del Laboratorio, la OSE ha acudido a la Asociación Musikagileak, que agrupa a gran parte de los compositores de Euskal Herria porque, según Iñigo Alberdi, director general de la OSE, «una orquesta como la nuestra tiene que tener alianzas con todos los cuerpos musicales vivos, y cuál más vivo que los creadores de música actual».

Son cinco los autores que, durante los últimos días, han estado trabajando mano a mano con la OSE en los ensayos de sus últimas creaciones. El fruto de esa colaboración se podrá escuchar en un concierto de entrada libre que tendrá lugar en la sede de la orquesta en Donostia, en Miramón, a las 20.00. Además, para que el público disponga de las claves de acceso a estas músicas, un par de horas antes, a las 18.00, los autores participarán en una mesa redonda en la que explicarán detalles de sus obras y debatirán sobre «el reto de escribir para orquesta en el siglo XXI».

Iñigo Azpiolea, secretario general de Musikagileak, subrayó «la diversidad de estilos y estéticas que se van a ofertar en este concierto». La primera de las obras será también la del más joven de los compositores, «Erio» de Mikel Urquiza, nacido en 1988. Urquiza agradeció la oportunidad, «poco frecuente para alguien de mi edad», y explicó que su obra «retrata la muerte de uno de los principales personajes de «Memorias de Adriano» de Marguerite Yourcenar, el esclavo Antinoo, centrándose en los motivos de su muerte y posterior hallazgo de su cadáver a orillas del Nilo». Tras «Recuerda el mar a quien camina sobre él», de Aurelio Edler, la tercera de una trilogía de piezas en las que el brasileño hace «una reflexión acerca del paralelo entre el mar y la memoria», llegará «The colors of Madrid», del pasaitarra asentado en dicha ciudad Javier Jacinto. Como su propio nombre indica, la pieza evoca las sensaciones de su estancia en Madrid, de «una forma clara y siguiendo una línea de concretismo».

Las dos obra restantes serán «Desde el muro», de Juan José Eslava, definida por el navarro como «un juego de superficies en la que el solista de saxofón se inscribe en un plano de ambigüedad con la orquesta, a modo de un graffiti». Y «Silencio blanco», de la compositora argentina asentada en Bilbo María Eugenia Luc, un fragmento sinfónico extraído de una ópera sobre textos bíblicos que está finalizando. «Silencio blanco» gira en torno a la apertura del 7º sello del Apocalipsis y trata de retratar ese silencio sepulcral que «dice la Biblia que duró 30 minutos, pero que aquí será algo más breve», explicó Luc.