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Fede de los Ríos

¡Heil Angela!, grita Mariano

Una nueva vida espera a quienes logren sobrevivir, una vida plena en dignidad que otorga el trabajar sin descanso y la satisfacción por el deber cumplido. La canciller alemana lo sabe

Angela Dorothea Merkel pasea con donaire su gracejo por la capital del reino Borbón con Rajoy como paje. Su antecesor canciller Adolf no pasó de Hendaia; sin embargo, la hamburguesa luterana ha tenido la deferencia de comprobar, in situ, si Mariano ha aprendido y memorizado los pasos a seguir y el discurso a utilizar. En la prensa gráfica veíamos acentuado el estrabismo miope del gallego al tiempo que aumentada la desincronización del maxilar inferior con respecto a la dentadura superior. Más saliente aquél, si cabe, y más retraída ésta. Deben de ser las cosas del inexistente Rescate. Que nunca, que jamás, que no es necesario, que todavía no, que sólo la puntita, que sí pero sin condiciones, y al final... ¡a la griega!, sin poder volver a sentarnos alegremente en mucho tiempo. Por si no lo recordáis, queridos míos, el apoyo de Fraü Dorothea para el «rescate» implica la supervisión de los recortes impuestos a los griegos por parte de la «troika» formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI. Sus últimas «sugerencias» a lo Corleone, propuestas las llaman ellos: aumento de la jornada laboral semanal a seis días; reducción del descanso mínimo entre turnos a 11 horas y eliminación de las restricciones en los cambios de turno de mañana y de tarde según las necesidades del empresario; recortar a la mitad la indemnización por despido, así como el plazo del que dispone el empresario para notificar la rescisión del contrato y, por último (de momento), reducir la contribución al fondo de la Seguridad Social que pagan las empresas por cada empleado.

Todo ello no con vistas al aumento de la tasa de beneficio del Capital, ni mucho menos, sino a favorecer la creación de empleo y el aumento de la producción en el país heleno. El alborozo griego es manifiesto. Desde el aire, en fotografías tomadas desde el satélite, se pueden observar los miles de corros formados por los descendientes de Platón entrelazando sus brazos a fin de ejecutar no a sus dirigentes, como la lógica pudiera sugerir, sino sus características danzas de celebración por un rescate que va a transformar tanto sus cuerpos como sus almas. Una nueva vida espera a quienes logren sobrevivir, una vida plena en dignidad que otorga el trabajar sin descanso y la satisfacción por el deber cumplido. La canciller alemana lo sabe. No en vano en las puertas de acceso a los campos de concentración alemanes, no hace tanto, a manera de frontispicio griego, un lema en su parte superior las presidía, Arbeit macht frei (el trabajo os hace libres). Hoy, en la Europa de las libertades, campos como Auschwitz-Birkenau o Dachau no resultarían nada estéticos, amén de lo oneroso del transporte de la mano de obra desde sus países de origen hasta Alemania. Además los trenes de alta velocidad no disponen de vagones para el ganado como antaño. Una vez terminado el engorro de las soberanías nacionales gracias a la moneda única, los lugares de decisión opacos y las leyes votadas por otros, el neocolonialismo ha solucionado el problema. Unos países mueven sus árboles, otros recogen los frutos.

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