De la Iglesia busca extras para «Las brujas de Zugarramurdi»
Una comedia de terror inspirada en las brujas de Zugarramurdi es el proyecto en el que anda metido Álex de la Iglesia. El rodaje arrancará en octubre. Mientras, se ultiman los preparativos, como el casting de extras que tendrá lugar la semana próxima en la localidad navarra.GARA | DONOSTIA
El realizador bilbaíno Álex de la Iglesia prepara «Las brujas de Zugarramurdi», una comedia de terror inspirada en el Auto de Fe que se llevó a cabo contra vecinos de la localidad navarra en 1610 en Logroño y con localizaciones en la localidad navarra. Los próximo lunes 17 y martes 18 ha sido convocado precisamente un casting de extras en el Museo de las Brujas de Zugarramurdi (de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 9.00). Se buscan hombres y mujeres de entre 18 y 75 años, así como «txalapartaris y mujeres que sepan hacer irrintzis, grupos de carnavales con temática de brujas y monstruos, grupos de yoga, contorsionistas y acróbatas). Piden copia del DNI, seguridad social y una cuenta bancaria para el pago.
Previsto inicialmente para la primavera pasada, parece que, visto lo que anuncia la agencia encargada del casting, el rodaje se desarrollará durante el próximo mes de octubre en las cuevas de Zugarramurd. La historia se desarrollará en la actualidad, aunque con reminiscencia de los hechos del pasado, y el realizador repetirá con Terele Pávez y Carmen Maura, con las que ya trabajó en «La comunidad», y con su compañera Carolina Bang («Balada triste de trompeta», «La chispa de la vida»). Maura, hija de Pávez y madr ede Bang en la ficción, levitará, caminará por el techo y se convertirá en cucharacha.
El reparto masculino lo componen Hugo Silva y Mario Casas, Pepón Nieto y Secun de la Rosa -estos últimos, unos policías gays-.
De las 53 vecinas de Zugarramurdi juzgadas en Logroño once de ellas fueron condenadas a morir en la hoguera, con la particularidad de que seis de ellas fueron quemadas vivas y cinco ya muertas. Fue el último de este tipo de procesos que se celebró en Europa, extinguiéndose un siglo antes antes que en el resto de Europa, gracias a la labor desarrollada por uno de los inquisidores del proceso, Alonso de Salazar Frías, que se encargó de estudiar el caso a posteriori y concluyó que las acusadas habían sido procesadas de forma injusta basándose en testimonios apoyados en envidias y supersticiones, de modo que en 1614 el caso quedó cerrado y fue la misma Inquisición la que decidió que el asunto fuese olvidado.