Raimundo Fitero
Duelos
Los que se mueven entre los entresijos de las decisiones de los entes televisivos, ponen siempre como un ejemplo, un mal ejemplo, el caso de Anne Igartiburu. Su estancia en TVE es ya longeva, y es una contratada externa, es decir, cobra unas cantidades fuera de toda norma, ha sobrevivido a varias mayorías absolutas, a direcciones del ente de todo tipo, y sus avales, según rumorología en ocasiones hasta documentada, no son solamente sus resultados de audiencia, su estilo, esa actitud neutra, esa especie de sumisión al guión y con una tendencia a la pleitesía a la monarquía en todas sus versiones más que sospechosa.
Su oponente, Mariló Montero, otra que tal baila, tiene un historial televisivo en diversos países y cadenas, y últimamente estableció relación sentimental con alto cargo de la cadena pública. Son vidas televisivas paralelas, pero en una situación de recursos periodísticos, parece que la de Lizarra tiene más capacidad y frescura. Y fue desde esa perspectiva que atacó, con preguntas duras como «¿estás oxidada?», o señalando que no es lo mismo dar paso a vídeos que hacer una entrevista en directo, y esta obviedad, es la clave del duelo. Una considera poco capacitada a la otra, y la de Elorrio, no supo contestar, se quedó enfurruñada para que Mariló, le espetase «¿parece que estés enfadada?» Y lo estaba. Ahora hay que ver cuál tiene mejor padrinazgo.