Fermin Munarriz Periodista
Viejo régimen
España envejece a pasos de gigante. Se hace muy antigua... Se le acumulan los problemas para los que no tiene respuesta ni ánimo de solución, y busca consuelo en mitos de remotas gestas de bravura. Para perplejidad de quienes le observan.
No hablo de cosas etéreas; la última muestra es el nuevo esperpento del delegado del Gobierno español en la CAV, Carlos Urquijo, intentando prohibir a toda costa una película. Por cierto, ni él ni su cargo son designados en consulta democrática alguna, pese a lo cual se permitió inaugurar su nombramiento digital afirmando que «no admitiré una broma sobre la unidad de España». Su homóloga en Nafarroa, Carmen Alba, prohibió un homenaje a militantes antifranquistas porque el PNV era ilegal en la dictadura... ¿Comprenden mejor esa sensación de antigüedad? Admitamos que podrían ser anécdotas menores, pero reflejan fielmente el talante político de esa España que no desaparece ni cuando cambian las siglas de sus gobernantes.
El nuevo tiempo abierto en Euskal Herria por iniciativa de la izquierda abertzale ha acentuado esa distancia. Los discursos, las actitudes audaces y las oportunidades que se abren al país han hecho envejecer prácticas tradicionales de la política, en particular de los partidos de obediencia hispana, incapaces de responder de manera positiva y eficaz a demandas sociales como la paz, la superación de las consecuencias del conflicto, la crisis... aferrándose a inercias del pasado: imposición, amenaza, inmovilismo, represión... El nuevo tiempo ha hecho de ellos un viejo régimen.
Lo acaban de demostrar de nuevo con Iosu Uribetxebarria. Podían haber resuelto el tema hace tiempo -también para su propio beneficio- con la ley, pero prefirieron apurarlo hasta el límite dantesco de la venganza y la crueldad. Viejo régimen. También en las bravuconadas contra los países latinoamericanos que protegen sus recursos, en las ocupaciones bufonescas de unos pedruscos en la costa africana o aporreando indignados.
Y los problemas se les acumulan. Catalunya les dice de manera serena pero a la cara que desea su independencia y la respuesta es tergiversación, insultos obscenos, amenazas, coroneles gritando que tendrán que pasar por encima de su cadáver y periodistas y políticos dando alaridos... El viejo régimen. Por una vez estoy de acuerdo con el president Mas: España produce fatiga.