Amparo LASHERAS Periodista
Catalunya y Euskal Herria, una reflexión
Cuatro días después del 11 de setiembre y a once días de una huelga general me hubiera gustado remover la memoria hasta 1973 y recordar las últimas palabras de Salvador Allende a los trabajadores chilenos poco antes de morir. Una intención que como en otras ocasiones, como dicen en La Habana vieja, de repente, se queda «desbaratá». La Diada, Catalunya y la independencia se han metido en el debate político con la fuerza de un huracán. Se diría que el proyecto de España se desmorona irremediablemente, incluso para aquellos partidos que como CIU o el PNV, durante casi cuatro décadas se han dedicado a gestionar con diligencia los intereses del Gobierno español. La independencia, un sueño que muchos creían imposible, el martes, el pueblo catalán lo esbozó en una imagen de realidad que enciende los ánimos y plantea un nuevo tiempo en el que todavía queda mucho trabajo por hacer y con debates no resueltos, como el de definir los contenidos de la independencia que se desea construir, y que tiene dos opciones: dentro o fuera del neoliberalismo. El vicepresidente de la ANC, Carles Castellanos, lo manifestó ayer con claridad en este diario. Además de afirmar que no se «fiaba» de las intenciones de CIU en este proceso, añadió que si la izquierda independentista «no se espabila», Catalunya no tendrá un Estado como el de ahora, pero le «costará mucho tener un Estado para avanzar hacia el socialismo». Lo que significa que en Catalunya, con CIU y con Mas, todo seguirá igual, como la vida misma. Traslademos la reflexión a Euskal Herria y obremos en consecuencia. «La historia es nuestra, la hacen los pueblos». Es la última frase del discurso de Allende y la de esta columna.