Los rebeldes sirios están dispuestos a acabar con el régimen de Bashar al Assad por la fuerza y cuestionan la misión mediadora del enviado internacional, Lakhdar Brahimi, quien ayer rindió cuentas a la Liga Árabe de la misión de cuatro días en Damasco, que calificó como «extremadamente difícil». Los insurgentes ya la dan por fracasada y afirman que «un régimen que dirige el país por la fuerza solo puede ser cambiado por la fuerza», rechazando cualquier posibilidad de diálogo con Damasco.

Yihadistas con los rebeldes

Por otro lado, la comisión independiente de investigación auspiciada por la ONU confirmó «la presencia creciente de elementos extranjeros, incluyendo militantes yihadistas, en Siria. Algunos se unen a las fuerzas antigubernamentales mientras que otros establecen sus propios grupos para actuar de forma independiente», según anunció ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el presidente de la comisión, Paulo Sergio Pinheiro. Siria manifestó que responde a un plan preconcebido para producir la fragmentación de Oriente Medio y satisfacer los intereses de EEUU e Israel

El informe asegura que las violaciones de derechos humanos van en aumento «en número, ritmo y nivel», y también acusa de ellas a los grupos armados de oposición aunque matiza que sus crímenes «no alcanzan la gravedad, frecuencia y escala de aquellos cometidos por las fuerzas gubernamentales». Entre ellos, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció que los grupos armados de la oposición siria utilizan a niños como soldados en el conflicto. La comisión recomienda al Consejo de Seguridad adoptar «las medidas apropiadas», aunque no menciona la intervención del Tribunal Penal Internacional, para la que no existe consenso en el Consejo se Seguridad.