El conflicto balcánico ha sido maltratado por el cine de todas las latitudes, y los italianos tampoco van a ser menos. Si cabe, Sergio Castellitto degrada todavía un poco más la perspectiva que se tiene en el exterior de acontecimientos tan dolorosos como el asedio a Sarajevo. Y es que en “Venuto al mondo” la guerra sirve de exótico decorado para un folletín en torno a la incógnita de una paternidad que no será desvelada hasta el tramo final de la película.

El desarrollo melodramático se pretende desaforado, lo que choca con la verdadera tragedia histórica, quedando en todo momento fuera de lugar. En consecuencia las interpretaciones resultan igual de inadecuadas, sobre todo la del actor de Hollywood Emile Hirsch, que se comporta como Jack Black en una de sus comedias, generando situtaciones involuntariamente humorísticas. La química con Penélope Cruz es nula, y, cuando la actriz se libra de su presencia para representar una época más reciente, se ve perjudicada por el maquillaje que la envejece de forma antinatural.

El reencuentro de la de Alcobendas con Castellitto decepciona mucho con respecto a su anterior colaboración en «No te muevas». El director, guionista y actor peca además de nepotismo, y no contento con adaptar la novela de su mujer Margaret Mazzantini, da a su hijo Pietro el rol filial de quien en la ficción no lleva su sangre, pese a que es su vivo retrato. Son incongruencias a sumar al empeño en hacer hablar en inglés a todos los bosnios.