Grecia vuelve a salir a la calle contra las nuevas medidas de austeridad
La oposición de los ciudadanos griegos a las medidas de austeridad impuestas por su Gobierno quedó ayer patente en la primera huelga general que vivió el país heleno desde que la coalición conservadora encabezada por Andonis Samarás llegará al poder. Todo ello mientras el Ejecutivo, presionado por la troika, ultima un nuevo paquete de medidas de austeridad que le permita acceder a un nuevo tramo del rescate concedido por sus socios europeos.
GARA | ATENAS
«No nos someteremos a la troika», coreaban ayer decenas de miles de manifestantes que secundaron la primera huelga general llevada a cabo en Grecia desde que la coalición encabezada por el conservador Andonis Samarás llegara al Gobierno. La jornada, convocada por los dos principales sindicatos del país que representan a unos cuatro millones de trabajadores, fue una nueva muestra del rechazo de la población griega a los ajustes que está acometiendo el Gobierno a cambio de recibir ayuda económica de Europa.
Desde que Grecia pidió el rescate en 2010, los recortes han sido continuos. Con ello, la tasa de paro y el malestar de la ciudadanía han ido creciendo, a la vez que la calidad de vida se ha visto cada vez más mermada. La huelga de ayer se produjo precisamente cuando el Ejecutivo de Samarás prepara un nuevo paquete de ajustes que implicará unos 11.500 millones de euros.
La huelga tuvo un seguimiento de hasta el 90%, según los datos aportados por los sindicatos. La policía, por su parte, estimó que la protesta fue la más numerosa desde la de mayo de 2011 y una de las más concurridas desde que el país heleno pidiera el rescate.
120 detenidos
La jornada se desarrolló de forma pacífica durante la primera parte de la jornada, aunque tras la primera manifestación, celebrada por la mañana, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y policías, que respondieron con gases lacrimógenos. Tras los disturbios, unas 120 personas fueron detenidas, aunque la mayoría fueron liberados posteriormente, salvo 21 contra las que se presentarán cargos, según informaron fuentes policiales.
El seguimiento fue masivo según la confederación GSEE, la principal unión de trabajadores del sector privado, ya que pararon el 100% de empleados de astilleros, transporte marítimo y refinerías; el 90% de los portuarios y de la construcción, el 85% de la industria metalúrgica y el 80% de trabajadores de hostelería, comercio, bancos y empresas públicas.
El sector sanitario y de la educación contó con una amplia participación, ya que médicos, personal sanitario y profesores de educación pública se sumaron a la protesta. Los trabajadores del servicio de ambulancias también se unieron a la huelga al ser una de las profesiones que más afectadas se va a ver por los recortes.
En la capital helena, la marcha principal transcurrió en la Plaza de Syntagma, frente al Parlamento, donde se produjeron la mayor parte de los altercados. Mientras tanto, el Partido Comunista organizó su propia concentración en la Plaza Omonia. Ambas protestas se centraron en pedir el fin de los recortes y de la dependencia hacia la troika: «UE y FMI fuera», reclamaban.
Los manifestantes reivindicaron la necesidad de soltarse de las amarras de la troika y los socios europeos para poder poner fin a una cadena de recortes que dificulta cada vez más su día a día. «No podemos soportarlo más, nos estamos desangrando. No podemos mantener a nuestros hijos de esta forma», afirmó una maestra de 54 años y madre de cuatro hijos ahogada por las reducciones salariales y las subidas de impuestos.
Nueva visita de la troika
Entretanto, ayer se supo que el primer ministro griego, Andonis Samarás, y el ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras, acordaron en la noche del martes el plan de medidas de ahorro que exigen sus socios europeos y el FMI para que el país pueda recibir nuevos tramos del rescate.
Fuentes del Ministerio de Finanzas no quisieron desgranar los detalles del nuevo paquete de ajustes, aunque explicaron que se divide en dos partes: una referente a 11.500 millones de euros en medidas de recorte presupuestario y otros 2.000 millones en nuevas recaudaciones que provendrá de la lucha contra la evasión fiscal y de reformar el sistema impositivo.
No obstante, Samarás aún debe recibir el visto bueno de sus socios de gobierno -el partido socialdemócrata Pasok y el centroizquierdista Dimar- con cuyos líderes se reunirá mañana. El próximos viernes presentará el acuerdo definitivo al grupo de trabajo del Eurogrupo.
La troika, por su parte, visitará Grecia la próxima semana para perfilar los detalles del acuerdo, aunque también en su seno hay divergencias sobre la ayuda a Grecia. Y es que el FMI es favorable de que los países de la eurozona y el BCE asuman pérdidas en sus préstamos a Grecia para reducir la carga de la deuda helena. Algo a lo que los países europeos se niegan y se inclinan por dar más tiempo a Atenas. Un tiempo que al Gobierno se le agota mientras crece el descontento de la población.