Se escucharon los sonidos secos de los peloteros cuando Igor Arroyo, responsable de LAB, no había terminado su discurso. Llegaban desde el fondo del Paseo Sarasate. Pronto se notó junto al escenario principal un ligero picor de ojos y un olor acre, que apuntaba a botes de humo. Cientos de personas comenzaron a correr. «Vamos a hacer una sentada, que aquí los que mandamos somos nosotros», conminó Arroyo por los altavoces. Pero las cargas fueron a más y las carreras por Alde Zaharra de Iruñea continuarían toda la tarde, con el epicentro junto al Corte Inglés.

Días antes de la huelga, algunos convocantes comentaban que quizá la gente estaba «fría» tras del verano. Se equivocaban: los navarros estaban recalentados hace tiempo. La protesta del mediodía fue descomunal. Tras reunirse las columnas en la Plaza del Castillo, la cabecera de la marcha salió por Carlos III a las 12.12 horas. Cuando la pancarta principal llegó al punto final, en el Paseo Sarasate, todavía quedaban cientos de personas sin empezar a andar. Los últimos salieron a las 12.58, pese a que Carlos III tiene unos 20 metros de ancho. Todo el recorrido estaba repleto de gente, aunque un buen puñado de personas decidió atajar para no perderse los discursos finales.

Sobre el estrado tomó la palabra el representante de EHNE, que puso por delante a la tierra y la economía real y criticó a banqueros y políticos. Después, Mitxel Lakuntza (de ELA) sostuvo que es necesaria la movilización de todos y ahora «y si no que se lo pregunten a los portugueses». Lakuntza afirmó que esta estafa «se va a acabar y aunque no sepamos cuándo, sí sabemos cómo». Igor Arroyo aseguró que «hoy por hoy, responder y resistir no es suficiente: tenemos que avanzar en el cambio político y social».

Sin embargo, el líder de LAB no pudo terminar su discurso con calma. A los botes de humo que se lanzaron en la parte cercana al Parlamento, siguieron decenas y decenas de pelotazos, cargando contra una multitud que se agolpaba en el Paseo Sarasate. ELA calculó que habría unas 18.000 personas, pero el dato innegable es que eran varios miles y que había ancianos y niños. Una de las pelotas de goma impactó en el ojo de un manifestante durante esas primeras cargas, que se trasladarían a los aledaños del punto final de la manifestación, por San Gregorio y San Nicolás. Una de las pelotas recogida en esta última calle llevaba inscrita la frase: «Recuerdo de España».

La represión policial había comenzado, sin embargo, bastante antes. Hubo decenas de identificados durante los piquetes de la mañana. El parte oficial ofrecido por la Delegación del Gobierno en Nafarroa, cifró los detenidos en quince. La mayoría de estos arrestos fueron cometidos por la Policía Nacional, que precisó que seis de ellos son menores. Algunos de los detenidos están acusados de responder con botellas ante las cargas policiales y es cierto que alguna botella se lanzó contra los uniformados. Más preocupante parece el caso del detenido de este martes en la previa de la huelga en Iturrama, ya que podría acabar en la Audiencia Nacional. Le acusan de atacar un banco, pero le imputan «daños terroristas»