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Fermin Munarriz | Periodista

En portada

El jueves, los kioscos de Londres -y de la prensa internacional- se despertaron con la foto de portada del «Financial Times» de un policía aporreando al diputado vasco Sabino Cuadra en el momento en que, además, se identifica como tal. El lunes, los vendedores de periódicos de EEUU -y de los más recónditos puntos del planeta- repartían en primera página del «The New York Times» la imagen de un hombre español buscando comida en un contenedor de basura. Hace apenas dos semanas, la prestigiosa BBC abría sus informativos con una impresionante marea humana que reclamaba la independencia de Catalunya. Unos días antes, la fotografía de Iosu Uribetxebarria tras las rejas, demacrado y víctima de una crueldad despiadada, daba la vuelta al mundo para espanto de lectores y televidentes...

Una de la obsesiones del Gobierno español cuando comenzaron las primeras protestas serias por la crisis era evitar que trascendieran imágenes conflictivas al exterior. Obviamente, trataba de desacreditar y neutralizar las indignadas revueltas populares, pero el argumento era que aquellas escenas asustarían a los inversores extranjeros y, por tanto, perjudicarían al futuro prometedor de España. Ya.

¿Qué hacer ante ello? Primero, intentar ocultarlo y, si no es posible, tergiversarlo hasta hacerlo irreconocible. Y si al final todo falla, siempre queda ese recurso tan carpetovetónico de echar la culpa a los otros y decir que los extranjeros les tienen manía. En esas andan ahora.

Para los responsables españoles, la preocupación no es la realidad, sino que se vea. De esa manera solo contribuyen a agudizar los problemas, porque lo grave no es la portada de un periódico, sino que alguien tenga que rebuscar en las basuras para comer, o que los responsables políticos de la estafa de la crisis escapen impunes o se blinden de su propio pueblo en el Congreso, o que la Policía apalee a ciudadanos indefensos que expresan su rabia, o que un uniformado golpee como un energúmeno a un diputado que comparte en la calle la angustia de quienes le han elegido...

Son imágenes demoledoras, es cierto, pero la realidad es terca como burro manchego y, por mucho que intentan impedirlo, España se muestra al mundo como un boxeador noqueado que da tumbos. En portada y a la vista de todos.

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