El PC chino expulsa y enjuicia por corrupción al «príncipe rojo» Bo Xilai
El Partido Comunista de China anunció ayer la expulsión de la que fuera estrella ascendente en la política china, Bo Xilai, a la vez que su enjuiciamiento por abuso de poder y corrupción. Tras las condenas a su esposa, Gu Kailai, y a su mano derecha, Wang Lijun, el escándalo de la muerte de un empresario británico alcanza ahora al «príncipe rojo» que esperaba llegar al núcleo del poder del partido.
GARA | BEIJING
A pesar del carisma del que carecen otros políticos chinos de su generación y de haber sido la estrella ascendente del Partido Comunista Chino (PCCh), Bo Xilai, ha sido excluido del partido y llevado a los tribunales acusado de abuso de poder y corrupción. Este «príncipe rojo» acabará probablemente en prisión, en lugar de en la dirigencia del partido.
Acusado de corrupción masiva y de mantener «relaciones inapropiadas» con varias mujeres, deberá responder además de «graves errores» y de haber «abusado de su poder en el caso del homicidio voluntario con el que están relacionados su ayudante Wang Lijun y su esposa, Gu Kailai, por la que carga una gran responsabilidad».
Su carrera meteórica hacia lo más alto del poder acabó de forma brusca la pasada primavera, cuando su brazo derecho, el jefe de Policía Wang Lijun, pidió asilo político en el consulado estadounidense de Chengdu (en el suroeste), donde reveló la muerte del empresario británico Neil Heywood, por la cual la esposa de Bo Xilai, Gu Kailai, fue condenada a muerte con suspensión, lo que equivale a una cadena perpetua.
Desde la dirección de Chongquing, metrópoli de 33 millones de habitantes, Bo Xilai había promocionado la «cultura roja», tan querida por la generación maoista del PCCh, a la vez que lanzaba una dura campaña contra las mafias locales con miles de detenciones y violaciones de derechos que había escandalizado a juristas chinos y asustado al poder de Beijing. Actualmente se encuentra detenido y desde abril ha sido suspendido de su cargo en el buró político. Tras la condena a quince años de prisión de su adjunto Wang, el destino de Bo puede ir más allá de una mera expulsión del partido y acercarse a la condena de su esposa.
La caída más dura
Nacido algunos meses antes del surgimiento en 1949 de la República Popular, este ambicioso hombre, favorito de los medios de comunicación chinos durante mucho tiempo, ha visto su carrera truncada justo antes del XVIII Congreso del Partido Comunista que debe elegir a su dirección para los próximos años. En este congreso Bo esperaba acceder al núcleo del poder, el comité permanente del buró político, por lo que la caída ha resultado aún más dura.
Según Patrick Chovanec, de la Universidad de Tsinghua (Beijing), Bo Xilai ha molestado a muchos líderes chinos con su estilo atípico: «Es muy abierto, muy carismático y la mayoría de los dirigentes chinos no se comportan así».
Es uno de los «hijos de», descendientes de antiguos dirigentes, los «príncipes rojos» que juegan un papel crucial en China tras Mao y Deng Xiaoping: su padre, Bo Yibo, revolucionario de los primeros tiempos, fue miembro del buró político. Y fue también víctima de purgas, las de la Revolución Cultural a(1966-1976), aunque sus biógrafos oficiales omiten sus años de «guardia rojo».
Desde su afiliación al PCCh en octubre 1980, su ascenso ha seguido la vía clásica de los apparatchiks, gobernó la provincia de Liaoning 2001 à 2004. Después dirigió el Ministerio de Comercio pero fue en Chongquing donde se convirtió en secretario general del partido de la ciudad, donde forjó su reputación.
Salvo un giro inesperado, el relevo del poder en el XVIII Congreso del Partido Comunista de China, preparado desde hace tiempo, hará que el vicepresidente chino, Xi Jinping, de 59 años, suceda al presidente, Hu Jintao, como secretario general del Partido Comunista Chino, que ocupa el puesto hace diez años y cumplirá 70 años en diciembre. Xi Jinping le sucederá en marzo de 2013 en la jefatura del Estado y, posteriormente, se hará cargo de la Comisión Militar Central, el órgano que controla las fuerzas armadas. Además, el actual jefe del Gobierno, Wen Jiabao, cederá su puesto al viceprimer ministro, Li Keqiang.
El Congreso comenzará el 8 de noviembre, según se dio a conocer ayer, y renovará el comité permanente del politburó, el máximo órgano dirigente del Partido, decidiendo los representantes de la «sexta generación» de líderes del país para la próxima década. La inexplicada desaparición de Xi Jinping durante la primera quincena de setiembre, y sobre todo su ausencia en un encuentro previsto con la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, encendió un coro de rumores -sobre todo en torno a luchas internas- en un país donde los movimientos políticos están siempre rodeados de un gran secretismo, en contraste con una nueva sociedad «adicta» a internet. Además, los debates y negociaciones entre diferentes facciones se complicaron con el escándalo Bo Xilai, que era uno de los llamados a ocupar el nuevo comité permanente.
Con 82 millones de miembros, el Partido Comunista de China, que reivindica su herencia marxista-leninista, está también a la cabeza de un gigantesco imperio económico, con empresas públicas que constituyen el pujante armazón del capitalismo de Estado. GARA