El comité de Formica trasladó a la dirección y a la autoridad laboral una protesta formal porque «detrás de la puerta de la sala» donde se desarrolló la reunión en el Hotel Villa de Bilbao «hubo gente armada que desconocemos qué intereses intentan salvaguardar».

Además, la denuncia relata que «cuando los representantes del comité estaban comunicando a la plantilla lo sucedido en la reunión, hubo una intromisión de ese personal armado de paisano en medio de la asamblea». El comité denunció que «gente armada sea parte de las reuniones nos genera inseguridad». Por lo que anunciaron que «no nos presentaremos a ninguna reunión si no existe libertad de expresión y acción, que queda coartada por la presencia de elementos armados».

El encuentro, según explicaron desde el comité, confirmó que «solo les interesa el cierre de la empresa y solo se preocupa de establecer las indemnizaciones. Es una decisión arbitraria». Sin embargo, el comité desmontó los argumentos de la dirección «una vez más», porque «trasladar máquinas de Galdakao a Valencia tiene un coste de más de dos millones de euros, un precio muy alto».

Por otro lado, los trabajadores de Formica aseguran que «vamos a luchar por el mantenimiento de la empresa» y exigen a las instituciones «más apoyo, que se han quedado en un comunicado y punto. Están en juego más de 200 puestos».