La delegada del Gobierno en Nafarroa, Carmen Alba, no da margen a ninguna autocrítica. «Siempre defenderé la actuación de la Policía Foral y la Policía Nacional», aseguró ayer Alba tajantemente. Dicho esto, poco importa que el mando de la Policía española reconozca que la situación «se les había ido de las manos» a los policías forales. Se desconoce quién fue el que ordenó que se lanzaran botes de humo contra miles de personas en el mitin principal de la huelga en Iruñea y todo apunta a que no habrá ninguna depuración de responsabilidades, pese a que la carga produjera un herido grave en un ojo.

Lo único que tiene en mente ahora la delegada es proseguir con la detención de huelguistas a quienes imputar los destrozos en establecimientos. Ayer salieron las cinco últimas personas que fueron detenidas el día 26, todas con cargos y una, además, tras pagar una fianza de 3.000 euros. Alba señaló ayer que «siguen las investigaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para continuar identificando a los vándalos que arrasaron el Paseo Sarasate». Mientras tanto, todos los detenidos han regresado ya a sus casas. Los cinco últimos salieron ayer, tras prestar declaración, y siguen con imputaciones de «atentado contra agentes de la autoridad».

De otra parte, la polémica por la violencia ejercida y el descontrol policial prosigue. Igor Arroyo, de LAB, aseguró que un mando de la Policía española acusó a los policías forales por la carga contra el mitin. «Se les ha ido de las manos», confesó. De otra parte, prueba de esta descoordinación es la entrada de policías españoles al interior del Parlamento, un lugar al que no pueden acceder.