Desde que asumió la penosa herencia legada por José Luis Rodríguez Zapatero, a Mariano Rajoy le ha bastado menos de un año para dilapidar gran parte del apoyo electoral que recibió en el Estado español. Según difundía ayer mismo Europa Press, un sondeo realizado por Simple Lógica indica que, si se repitieran ahora las elecciones del 20 de noviembre, el PP perdería casi diez puntos, quedándose en un 34,7% del voto estimado, mientras que hace diez meses obtuvo el 44,6% de las papeletas emitidas. Y si bien su partido sigue muy por encima del PSOE en todas las encuestas -la publicada ayer seguía colocándole en la rampa de descenso, con un 26% frente al 28,8% que consiguió el 20N-, más preocupante aún es que la abstención crecería hasta un 47,2%, es decir, 16 puntos más que en los últimos comicios estatales.

Un dato, este último, que avala la conclusión de muchos de los análisis sobre la situación política en el Estado español cuando subrayan que se está extendiendo la desconfianza hacia la «clase política», especialmente hacia los dirigentes de los dos grandes partidos, sin que se vislumbren otras opciones políticas que puedan constituirse en alternativa de poder.

Con este panorama, Mariano Rajoy llegó ayer a Euskal Herria para protagonizar un acto de campaña organizado por el PP en Gasteiz. Mientras en Madrid su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, entregaba en el Congreso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2013, en el que se contemplan duros recortes en casi todos los ámbitos y en particular en las prestaciones sociales, el líder del PP intentó desviar la atención hacia la crisis política abierta en las últimas semanas en Catalunya. Y dio a entender que tiene asumido que los resultados del 21 de octubre en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa van a provocarle aún más quebraderos de cabeza.

«Frente a los que no saben donde están o frente a aquellos que han iniciado un camino a ninguna parte -enfatizó-, el PP está donde siempre, en la Constitución española, en el Estatuto de Gernika, que es el marco que ha unido y que tiene que seguir uniendo durante muchos años a todos los vascos y a todos los españoles».

Prosiguió por esa línea al indicar que «la inestabilidad y poner en tela de juicio todo es lo peor para conseguir crecimiento, empleo, ingresos para las administraciones», por lo que «quienes en este momento están jugando a esto están pretendiendo romper las reglas que nos hemos dado entre todos y haciendo un enorme daño a su país, al conjunto de España, al conjunto del País vasco, y a todos los vascos y españoles».

Llegado a ese punto fue cuando afirmó que observa un «empeño de los nacionalistas en generar a la gente más problemas de los que ya tienen», ya que, a su modo de ver, «están empeñados en romper, fracturar, y trabajan en contra del sino de los tiempos, que es unidad». «Van contra el sino de los tiempos», reiteró.

«Nada que negociar» con ETA

Rajoy pasó a lo concreto, a las elecciones del 21 de octubre, ligando ambos conceptos, la crisis económica y la inestabilidad política. Destacó que las del 21O son «las más importantes» que ha vivido «el País Vasco», y se dirigió a «quienes se sienten vascos y españoles» para que ejerzan su «derecho y deber ciudadano» a votar [Hasta el próximo viernes no se puede pedir directamente el voto para una sigla en particular].

De ahí pasó a señalar que el primer objetivo de esta legislatura es que ETA se disuelva y a reiterar que «no hay nada que negociar», sino que él apuesta por «Ley y Estado de Derecho».

El segundo objetivo pasa por la «estabilidad política» en un momento en el que, según dijo, en Europa se habla no solo de una unión económica sino también de unión bancaria, fiscal «e incluso hay quienes hablan de los estados unidos de Europa». «Por ahí va el mundo y no lo puede parar nadie», concluyó, quizás sin reparar en que, busque la fórmula retórica que busque, acaba defendiendo la existencia de «estados».

Urkullu, sin paralelismos

A las afueras de la capital alavesa, en Foronda, donde su partido celebrará hoy el Alderdi Eguna, Iñigo Urkullu también habló ayer de marco jurídico. El líder jeltzale hizo referencia a su extraño encuentro del día anterior con el president de Catalunya, Artur Mas (CiU), del que solo se transmitió una fotografía y unos comentarios no oficiales sobre su contenido. «Sin paralelismos, somos conscientes de que la realidad en Euskadi es una y en Catalunya otra, pero tenemos la misma aspiración: ser nación y dar pasos para ser cada vez más Estado, tanto vascos como catalanes», manifestó.

Insistió en que, salvo en la aspiración, entre el caso catalán y el vasco «no hay paralelismos posibles», debido a las realidades diferenciadas de cada uno, «como en el caso de Escocia, Flandes o Quebec», añadiendo que tanto Mas como él quieren «lo mejor» para vascos y catalanes, lo que pasa por tener «más autogobierno y bienestar». Y también dio alguna pista sobre cuál es la hoja de ruta jeltzale, al defender una herramienta «que nos da cada vez más Estado como es el Concierto Económico».

Respecto a la posibilidad de que se celebre en la CAV un referéndum durante la próxima legislatura, recordó que «Euskadi tiene aprobada en el Parlamento vasco una resolución sobre el derecho de autodeterminación» y dijo que se han dado «pasos» para un nuevo estatuto político y una ley de consulta. Por ello, como recogió Europa Press, reivindicó la incorporación al actual ordenamiento jurídico del «derecho a decidir de vascos y catalanes».

López liga a PNV, CiU y PP

Patxi López también aludió al encuentro de la víspera en Barcelona, si bien lo hizo para cargar contra el candidato del PNV a lehendakari. Concretamente, el líder del PSE preguntó a Urkullu si se reunió con Mas para «aprender en la academia del recorte» o tomar ideas de cómo «celebrar una consulta independentista».

El lehendakari, que se reunió en Gasteiz con militantes de su partido, afirmó que «en los mítines que da en Euskadi» Urkullu «habla de independencia y de Euskadi como nación europea», mientras que «cuando acude a Madrid habla de un matrimonio con España».

En cuanto a la visita de Rajoy, dio por hecho que los «populares» de la CAV, sus socios hasta hace unos meses, «van a decir amén a las políticas de recortes, a la falta de inversiones, al deterioro de la Educación, a cargarse la investigación en este país, a seguir cargando las consecuencias de las crisis sobre las espaldas de los más vulnerables».